"Hacer un país es hacer hombres para que, a su vez, los hombres hagan el país" (Arturo Jauretche)

martes, 4 de enero de 2011

- La Historia Olvidada: Juan B. Bairoletto -

"Bandido Rural Cañadense"

Hijo de una pareja de inmigrantes italianos, Bairoletto fue el segundo de seis hijos. Nació en Cañada de Gómez, pcia de Santa Fe el 11 de noviembre de 1894. Su familia se radicó en la provincia de La Pampa, en una zona triguera que abarcaba Castex y Monte Nuevo. Desde joven tuvo problemas con la policía, fue acusado de homicidio y encarcelado hasta 1921. Se movía por ambientes peligrosos como casas de juego y prostíbulos. Fue asaltante de caminos, sosteniendo tiroteos con la policía de Castex y otras localidades de La Pampa y provincias vecinas. Era considerado el vengador de los sufrimientos de sus amigos y su figura de justiciero fuera de la ley hace que se vuelva popular, convirtiéndose en un mito.

Su frondoso prontuario acumuló robos, hurtos, reparto de propaganda anarquista, asaltos y muertes. Pero ello no hizo mella en la admiración popular. Admiración que lejos de decaer se fue incrementando con cada nuevo crimen y nuevo escape, como si con esa admiración el puestero pobre, el trabajador de manos callosas, la mujer laboriosa, se tomaran una pequeña revancha de la policía, a la que él ridiculizaba con su libertad.

La gente lo ayudaba a huir, y cuando se refugiaba en un lugar le hacían llegar mensajes para prevenirlo, le proporcionaban alimentos, abrigo y cuidados. Como corresponde a la leyenda robaba a los ricos y ayudaba a los pobres, repartiendo lo obtenido entre sus amigos, protectores y gente necesitada.

En la década de 1930, se lo hacía responsable de cualquier asalto o muerte ocurrida, pero parecía un fantasma que la policía perseguía sin resultados. A principios de los años cuarenta se organiza una persecución dispuesta a terminar con él. Lo sorprendieron y le dieron muerte en la madrugada del 14 de septiembre de 1941, en General Alvear, Mendoza. Lo velaron en el Comité Demócrata de dicha localidad. A su funeral asistieron miles de personas llegadas desde La Pampa. Sus restos descansan en el cementerio de la localidad dónde murió, en un pequeño mausoleo levantado con las contribuciones de sus fieles. Concurren hombres y mujeres que ofrendan flores, crucifijos, placas y objetos diversos para pedirle que proteja sus familias, trabajo, salud, amor, etc. Algunos devotos recorren de rodillas la distancia entre la entrada del cementerio y su tumba. Aún hoy, algunos pampeanos se ufanan de que sus abuelos hubieran "protegido" a Bairoletto y recuerdan anécdotas vinculadas a este gaucho.

Bairoletto fue el último "gaucho alzado" que marca el fin de una época. Muere en los albores de una nueva Argentina con industrias, con sindicatos y vida predominantemente urbana en la que durante largo tiempo no volvió a repetirse el fenómeno.

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