Por Javier Lewkowicz
“La esencia del desarrollo económico es impulsar industrias no vinculadas con recursos naturales. ¿Por qué Japón produce autos, Finlandia teléfonos celulares o Corea acero? Porque las ventajas se crean”, explicó el reconocido economista de Cambridge Ha-Joon Chang, en contra de la postura que mantienen economistas y políticos del establishment sobre la “obvia” necesidad de que el sector agropecuario sea el pilar de la economía argentina. El especialista disertó en un encuentro de Gestar, Instituto de Formación y Capacitación en Política y Políticas Públicas del Partido Justicialista, junto al gobernador bonaerense, Daniel Scioli; el de San Juan, José Luis Gioja; la ministra de Industria, Débora Giorgi; el titular de la Anses, Diego Bossio; y la rectora de la Universidad de Lanús (donde se realizó el evento), Ana Jaramillo.
El Gobierno suele defender herramientas de política económica de corte heterodoxo que van a contrapelo del mandato del libre mercado, como pueden ser las restricciones comerciales, el mantenimiento de un dólar competitivo y las retenciones al agro. Por estas vías busca incentivar la actividad industrial, y esto genera malestar entre dirigentes y economistas vinculados con el establishment, que entonces piden “volver a la Argentina del Centenario”, es decir, dedicarse a “lo que sabemos hacer”, que son los productos agropecuarios. Ha Joon-Chang es un firme opositor a esta última postura, por lo que el kirchnerismo ha procurado difundir el discurso del reconocido economista coreano.
“Hace 50 años, Japón tenía el mismo PBI per cápita que la Argentina, y el de Corea era el 20 por ciento del de estos países. En la actualidad, Japón quintuplica a la Argentina y Corea lo triplica. ¿Qué pasó en el medio? En el este asiático se aplicaron políticas industriales que desarrollaron ‘industrias no-naturales’. En cambio, la Argentina profundizó su especialización en commodities”, comenzó Chang.
Para el economista, la forma de impulsar los sectores no tradicionales es la protección industrial, para lo cual citó a Alexander Hamilton (primer secretario del Tesoro estadounidense, entre 1789 y 1795), quien en su época aseguraba que había que aplicar una “protección a las industrias infantiles”. Su rival político, Thomas Jefferson, le respondía que eso era antieconómico, que lo mejor era exportar algodón e importar las manufacturas a menor precio, porque Europa era “más eficiente” en ese tipo de producción. Después de más de dos siglos, la evidencia sigue sin convencer a algunos sectores (en el mejor de los casos), o simplemente no les interesa porque en realidad se busca privilegiar otros intereses.
“La postura de Jefferson puede ser comprensible en el corto plazo, pero no a largo plazo”, siguió Chang. “El pasaje desde las commodities hacia las industrias de más alta productividad no lo puede hacer el mercado, porque los nuevos sectores no pueden competir inicialmente frente a las industrias maduras de los países desarrollados”, explicó.
“Por eso, todos los países industrializados se desarrollaron en base a medidas proteccionistas. A través de subsidios, regulación a la inversión extranjera, restricciones comerciales o empresas estatales”, manifestó Chang. “¿Alguien sabía que en Singapur –agregó como ejemplo– toda la tierra es de propiedad estatal?” “En la Argentina, desde 2003 se aplican políticas que, todos decían, llevarían el país al desastre y, sin embargo, se crece rápidamente. La evidencia está ahí. Acá en esta sala ya lo saben todos, pero los demás ciudadanos argentinos quizá no”, enfatizó Chang.
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