Rosario/12 (17 de diciembre de 2010)
Por Guillermo Zysman
Apenas un par de semanas después de haber presentado su proyecto "¡Ya Basta!", los jóvenes de Giros consiguieron ayer que por amplia mayoría el Concejo prohíba la figura de los barrios cerrados, privados y clubes de campo en Rosario.
Una noche, un movimiento juvenil hizo historia en Rosario. Apenas un par de semanas después de haber presentado su proyecto Ya Basta!, los jóvenes de Giros consiguieron ayer que por amplia mayoría el Concejo prohíba la figura de los barrios cerrados, privados y clubes de campo en Rosario. Con la aprobación de la nueva ordenanza urbanística consumada esos doscientos muchachos que colmaron el Palacio Vasallo estallaron en un grito eufórico, se abrazaron y se emocionaron hasta las lágrimas. "Contra los desalojos y los monopolios, para una ciudad que sea para todos", gritaban sin poder creer lo que ocurría en el recinto. Allí, tras una apasionada discusión política, con discursos que quedarán grabados entre los mejores del cuerpo, los ediles sancionaron la norma por 18 votos contra 2, ante la sola negativa del radical Jorge Boasso y Laura Weskamp del PRO. "No es la panacea pero es un pequeño paso para subsanar la falta de imaginación en políticas de vivienda de años de distintos gobiernos", resumió María Eugenia Bielsa. "Están prohibiendo algo que ya no existe y que no resuelve los problemas de fondo para el acceso a la casa propia", argumentó Boasso.
La discusión del proyecto de Giros en el recinto estaba garantizada desde hacía dos semanas. Los militantes no se conformaron con ese pequeño triunfo y fueron por más: el miércoles "velaron" a los countries y enterraron al neoliberalismo en una pequeña puesta en escena. Y ayer, tras haber acampado durante la noche, esperaron pacientemente que el Concejo discutiera otros temas y se los invitara a la barra.
Pasadas las 19.30 ingresaron a las tribunas. Con sus banderas y remeras rojas escucharon atentadamente cada uno de los discursos y festejaban con un cerrado aplauso cada intervención a favor de la propuesta. Casi tres horas después la iniciativa, que fue retocada y modificada contrarreloj en los pasillos, se convertía en ordenanza.
Fue un debate de alto contenido político, ideológico y urbanístico. También hubo tiempo para chicanas y pases de facturas entre bancadas en tiempos de ocupaciones de predios y demandas habitacionales insatisfechas. Abrió el fuego la socialista Viviana Foresi quien defendió el aval del oficialismo a la iniciativa "para que Rosario siga avanzando hacia una ciudad cada vez más inclusiva".
Fue allí que el kirchnerista Arturo Gandolla le enrostró al PS haber rechazado en 1997 un proyecto del PJ, idéntico al de Giros, argumentando por aquel entonces que implicaba frenar inversiones privadas y quedar afuera de la modernización urbana. Desde el socialismo, Edgardo Falcón recogió el guante y recordó la etapa neoliberal del PJ en los 90'.
La oficialista Mariana Alonso remarcó además que el cuerpo no llegaba tarde a regular la temática "porque en la ciudad hay sólo siete barrios cerrados cuando en Funes ya hay 12" e hizo un llamado a discutir la regulación a escala metropolitana.
Alberto Cortés (Proyecto Sur) no dudó en adjudicarle mérito a los jóvenes "por este hito" y bregó por un debate más integral que incluya "el modelo de concentración sojera" que impacta en las ciudades.
Bielsa ubicó la discusión en "el modelo de ciudad y de sociedad en el que queremos vivir", y elogió la militancia de Giros. "Para vencer hay que convencer, y ustedes nos convencieron", les dedicó.
Héctor Cavallero pronunció una argumentación tan sólida como emotiva. Aludió al éxito del trabajo territorial de Giros "con métodos muchos más pacíficos que cuando nosotros éramos jóvenes". Luego advirtió que en la ciudad quedan casi 1400 hectáreas por urbanizar, de las cuáles sólo 700 son para uso residencial. "Hay que planificar bien esas tierras", dijo.
Boasso defendió su negativa aclarando que "se prohíbe lo que ya no existe", recordó que los barrios cerrados nacieron durante "la intendencia de Hermes Binner" y llamó a resolver "los verdaderos problemas habitacionales de la población".
Después llegó la votación. La holgura del resultado. El estallido. La emoción y un festejo interminable en el Palacio Vasallo.
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