"Hacer un país es hacer hombres para que, a su vez, los hombres hagan el país" (Arturo Jauretche)

miércoles, 28 de marzo de 2012

LOS PIBES NO LEEN

“Nadie puede renunciar a su derecho de crear, imaginar y proyectar su propia vida: la frustración, el desarraigo, la pérdida de objetivos y el olvido de los sueños que padecen muchos jóvenes en nuestras sociedades no tienen otro origen que la ruptura de los vínculos con nuestras realidades: sociedades oprimidas, empobrecidas, construidas sobre la desigualdad, la exclusión y la desmemoria, aunque dotadas de la voluntad y la esperanza de remontar su condición de sometimiento” (Ernesto Martinchuk/Periodista. Docente Escuela de Periodismo Círculo de Prensa)

¿Qué aprendemos en un mundo donde el conocimiento enciclopédico –libresco en la jerga popular- desaparece frente al impacto del soporte audiovisual de una tecnología que, sin las herramientas adecuadas de control de contenidos de calidad, masifica conceptos que irradian desde los centros del poder económico, encargados de difundir un relato acorde con los intereses financieros del complejo tecnológico/industrial a escala global?

En el llano se evidencia la dificultad que expresan las nuevas generaciones para aprehender conceptos derivados de la lectura. El universo de conocimiento acumulado en este formato -que influyó durante siglos en la cultura humana- cae hoy en desuso ante el despliegue de los nuevos soportes tecnológicos. La era virtual/digital, en su inmediatez, juega en contra de la obligada temporalidad inherente al aprendizaje derivado del libro. A la condicionada lectura del texto educativo en el transcurrir del alumno por el ámbito escolar, se encadena la exigua relación del mismo –a posteriori-  con el universo cognoscitivo que encierra la lectura.

¿Es casual este fenómeno? Aunque múltiples y variadas, las consideraciones al respecto no pueden separarse de una etapa actual del sistema capitalista, marcada por el neoliberalismo, la transnacionalización económica y la incidencia de los soportes mediáticos globales en la “producción de contenidos”.

Los siguientes son fragmentos extraídos del libro “La Batalla de la Comunicación” de Luis Lazzaro, Editorial Colihue, editado en 2011. El texto forma parte de la bibliografía de la Biblioteca Popular Sarmiento de esta ciudad.

“La globalización puede ser vista como un conjunto de estrategias para realizar la hegemonía de macroempresas industriales, corporaciones financieras y del cine, la televisión, la música y la informática, para apropiarse de los recursos naturales y culturales, del trabajo, el ocio y el dinero de los países pobres, subordinándolos a la explotación concentrada con que esos actores reordenaron el mundo en la segunda mitad del siglo 20”

“Los poderes exteriores han dejado de ser exteriores, son tan interiores como los locales. Condicionan o determinan las decisiones del Estado y su campo no se limita a las finanzas o el comercio. Abarcan crecientemente las cuestiones políticas, de seguridad y organización interior, de los sistemas de seguridad sociales, educativos y de salud.”

“La hiperinflación informativa, el exceso de la oferta audiovisual, además de desinformar al público favorece su banalización y estimula la estrategia empresarial del grito sensacionalista para hacerse oír en este frondoso mercado. El exceso de información conduce a la degradación entrópica de las ideas, es decir, a la desinformación cualitativa, pues las ideas se simplifican y se convierten en eslogans, píldoras y clichés. Pero además de conducir a la desinformación de la audiencia, la sobreoferta puede desembocar en lo que alguien denominó “gran variedad de lo mismo”. Es decir, en una falsa diversidad.”

“El dispositivo audiovisual, en este tiempo, pasó a ocupar el lugar del espacio público central por donde transcurre la vida social y política de las naciones. Se convirtió en el ámbito de procesamiento del sentido de la historia. Las agendas y tareas de la época. Las guerras que se han de libra o se libraron. Los guiones de esas batallas. Las narraciones, con sus embustes, atajos y simplificaciones. El mostrador donde se expende la mercadería es a la vez la factoría editorial. El dispositivo mundializa sus terminales pero mantiene sus centros de producción. Para la periferia, la desterritorialización cultural y social supone poner en debate la existencia de la propia Nación como primera afirmación de la mundialidad.”

“Desde el punto de vista cualitativo, la tecnología y los formatos han resignificado la producción periodística y cultural. Los flujos de circulación de contenidos a través del cine, la TV e Internet han cambiado la percepción de la identidad local, nacional y regional. Los medios han pasado a convertirse en subsidiarios de grandes factorías que en muchos casos no se dedican ni siquiera al negocio de las comunicaciones sino a la especulación financiera o bursátil. No pocas veces los propietarios finales de poderosos multimedios que impactan diariamente con sus mensajes en la vida cotidiana de las personas son anónimos accionistas de ignotas empresas radicadas en paraísos fiscales o fondos comunes de inversión con el único propósito de buscar –antes que la verdad, la rentabilidad.”

“El mercado audiovisual ha intentado hacer creer a las audiencias que ellas tienen el poder de selección sobre la oferta impuesta. Sin embargo, el principio de la diversidad cultural no surge de la capacidad de elegir lo que el mercado ya instaló y colonizó en términos de consumo, sino de las políticas anteriores que establezcan posibilidades de producción diversa y de audiencia crítica. Y estas son decisiones políticas.”

“Durante el proceso de globalización –o de expansión transnacional de las multinacionales de las finanzas, las telecomunicaciones y el audiovisual- se pudieron advertir con claridad las diferencias entre la promoción y el proteccionismo de los países centrales –EE.UU, Europa y Japón- frente a la subordinación de los países latinoamericanos”.

“La lógica cuantitativa de la globalización tiene además un efecto de homogeneización ideológica en la que los ciudadanos se convierten en clientes –muchas veces cautivos- de un mismo sentido y una misma estética. Convertida en ideología, la globalización aparece como la unificación de los mercados y la reducción de la política y la cultura a la lógica mercantil.”

Para finalizar cierro con otra frase de Martinchuk: “Hoy no basta saber y demostrar cómo los medios masivos del capitalismo encubren y mienten sobre el mundo en que vivimos, sino que es necesario abordar la relación que establecen con lo emocional y lo cultural, provocando odio y sumisión. Sudamérica debe pensar en esto, porque tiene que ver con la educación y con la comunicación como instrumento de la integración.”

Julio Capanna para Armstrong/región

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