"Hacer un país es hacer hombres para que, a su vez, los hombres hagan el país" (Arturo Jauretche)

martes, 30 de noviembre de 2010

Las 1000 escuelas

Por Roberto Navarro

La presidenta Cristina Fernández de Kirchner inaugurará hoy en San Juan la escuela número 1000 construida por la administración en siete años. Así, el período 2003-2010 se convierte en el segundo de mayor construcción de escuelas en la historia nacional, después del plan quinquenal de Juan Perón entre 1947 y 1951. En los últimos 34 años sólo se habían inaugurado 427 escuelas. El gobierno de Carlos Menem apenas construyó siete; el de Fernando de la Rúa, ninguna. La Secretaría de Obras Públicas, dependiente del Ministerio de Planificación, invirtió 1826 millones de pesos en los mil establecimientos, que brindan educación a más de 500 mil alumnos.
En la misma jornada, pocas horas después, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, inaugurará la escuela 1001 en Córdoba; el ministro de Educación, Alberto Sileoni, cortará la cinta de la escuela número 1002 en Santiago del Estero y el jefe de la cartera económica, Amado Boudou, inaugurará la 1003, en la provincia de Buenos Aires. La escuela número mil se llamará Presidente Néstor Carlos Kirchner.
La escuela que inaugurará hoy la Presidenta se sitúa en la localidad de Campo Afuera, partido del Albardón, en la provincia de San Juan. Es un establecimiento de nivel secundario que el año próximo recibirá a 341 alumnos. El edificio es de 1362 metros cuadrados y cuenta con un laboratorio de informática de 170 metros cuadrados y otro de ciencias y taller de tecnología, de 71 metros cuadrados. La licitación se realizó el 1º de noviembre de 2008, con lo que, con trámites administrativos incluidos, la construcción tardó dos años. El costo de la escuela fue de 3.440.000 pesos.
En 2003 el gasto en educación, consolidado entre la Nación y las provincias, representaba el 3,64 por ciento del PBI; en 2010, representa el 6,02 por ciento. Hace siete años el gasto educativo fue de 14.501 millones de pesos; este año será de 89.924 millones de pesos, un 520 por ciento más. Este presupuesto incluye el dinero administrado por Obras Públicas para la construcción de escuelas. También la compra de las netbooks, realizada por la Anses, para los alumnos secundarios.
Las 1000 escuelas construidas en los últimos siete años se extienden en todo el territorio nacional. En la Secretaría de Obras Públicas informan que la prioridad fue construir más escuelas en los distritos que más las necesitaban. Pero la culminación de las obras tuvo que ver con la voluntad de los gobernadores de cada provincia, ya que las obras se realizan de manera federal, es decir, están en manos de los gobiernos provinciales. De las 1000, 166 se inauguraron en la provincia de Buenos Aires; 123 en Tucumán; 65 en Córdoba y otra cantidad similar en Jujuy. En la ciudad de Buenos Aires sólo se construyeron 4.
En el Ejecutivo afirman que a fines de 2012 habrá 1700 escuelas entre las terminadas y las que estarán en ejecución. Además de los 1800 millones que se destinaron a la construcción de las 1000 escuelas, bajo el marco de la Ley de Educación Técnica Superior, este año se comenzó a ejecutar un presupuesto adicional de 800 millones de pesos para la construcción de escuelas técnicas. Durante los noventa, en el marco de la política de desindustrialización llevada a cabo por el gobierno de Carlos Menem, cerraron 182 escuelas técnicas. El resto no recibió el presupuesto necesario para la adquisición de máquinas nuevas que se adaptaran a las nuevas tecnologías imperantes. Un ejemplo, a treinta años de la creación de los tornos computadorizados para producción de piezas, en la mayoría de las escuelas técnicas se utilizan los antiguos tornos manuales.
En el país funcionan 42.087 escuelas entre establecimientos de enseñanza primaria y secundaria. 31.787 son estatales y 10.300 son privados. A los colegios del Estado asisten 7.523.700 alumnos; a los privados, 2.948.900 alumnos. Según fuentes del Ministerio de Educación, la cantidad de escuelas cubre la demanda escolar. Pero muchas de las escuelas están en pésimas condiciones. Por esa razón, la Secretaría de Obras Públicas también se ocupa de reparaciones en más de 1000 establecimientos.
Si bien la cantidad total de escuelas es suficiente para los actuales jóvenes en edad escolar, la distribución provincial es dispar. Por caso, la provincia de Buenos Aires tiene un 300 por ciento más de jóvenes en edad escolar que la ciudad y cuenta con mil por ciento más de escuelas. Son 16 mil en la provincia y sólo 1580 en la ciudad. La provincia de Tucumán, hundida en la pobreza en los noventa, construyó 123 escuelas nuevas en los últimos siete años y ahora cuenta con 1142 establecimientos, una cantidad, que, según fuentes de Educación, es suficiente para sus 110 mil alumnos.
La construcción de las 1000 escuelas está directamente relacionada con el fuerte incremento del presupuesto de Educación. En 2003, ese monto representaba el 3,64 por ciento del Producto Bruto Interno; en 2006 ya alcanzaba el 4,75 por ciento, y en 2010 es el 6,02 por ciento del PBI. Pero en ese tiempo el Producto creció más de un 70 por ciento. Así el presupuesto educacional, que era de 14.501 millones de pesos en 2003, subió a 31.100 en 2006 y en 2010 es de 89.924 millones.
El ministro de Educación, Alberto Sileoni, afirma que “las nuevas escuelas, la reparación de otras, los fuertes aumentos salariales que recibieron los maestros en todo el país y otras medidas tomadas en los últimos años mejoraron el nivel educacional del país. Pero los beneficios de esta política se verán a largo plazo, porque los resultados de un cambio como el que se está ejecutando se ven reflejados en su totalidad una década después”. Y agregó: “El Gobierno hizo una apuesta a largo plazo por la educación”.

lunes, 29 de noviembre de 2010

- Roberto Follari en Página/12 -

"La democracia liberal es poco democrática”

Página/12 (29/11/2010)
Por Javier Lorca

“La democracia neopopulista es incluyente de la plebe, de los de abajo”, mientras que, en tiempos de globalización, la democracia liberal tiende a conformar “la fachada gestional de las políticas del gran capital internacional”, sostiene Roberto Follari, pensando en el presente latinoamericano. Doctor en Filosofía y profesor de la Universidad Nacional de Cuyo, Follari desarrolla estas ideas en su libro La alternativa neopopulista (Homo Sapiens), sobre el que dialogó con Página/12.

–¿Por qué habla de neopopulismos en América latina? ¿Qué diferencia a los actuales regímenes de los populismos previos?
–Los diferencia la situación del capitalismo a nivel internacional: hoy no estamos ante la posibilidad fuerte de constitución de burguesías nacionales en Latinoamérica ni ante una clase obrera tan organizada como la que el primer peronismo cohesionó en Argentina. El neoliberalismo dejó enormes espacios sociales de desocupación y marginalidad, que el neopopulismo recupera como base social propia. También dejó crisis institucionales cuasi terminales del sistema político –la guerra del agua en Bolivia, la caída de Mahuad tras la toma de Quito en Ecuador, el Caracazo en Venezuela, el 2001 en Argentina–, y de ahí se salió gracias al peso del poder político que ejerce el neopopulismo. Estas diferencias redundaron, también, en una mayor radicalización de los neopopulismos actuales hacia la izquierda, respecto de sus predecesores. Por ejemplo, en políticas como la defensa de los derechos humanos, o la asunción del capitalismo hegemónico como el único gran adversario a enfrentar, en vez de la añeja “tercera posición” también antisoviética.

–¿Por qué considera que estas experiencias “neopopulistas” son más democráticas que las democracias parlamentarias o las democracias liberales?
–La democracia neopopulista es incluyente de “la plebe”, de los de abajo, de los marginados del sistema institucional liberal, un sistema que para considerar a alguien como “ciudadano” necesita asignarle competencias de escritura y formalidades ilustradas que los sectores pauperizados de Latinoamérica no tienen. La llamada democracia liberal tiene poco de democrática en tiempos de globalización. Es simplemente la fachada gestional de las políticas del gran capital internacional. Al no concentrar poder político y sostenerse en un pluralismo chirle y formalista, simplemente se somete a los poderes dominantes y convierte a la política en esclava de los poderes fácticos. Entonces no extraña que, en gran parte, los republicanos sean –como se ve claramente en Argentina, Ecuador o Venezuela– los mismos que apoyaron golpes de Estado en nombre del orden, los que mantienen las mismas políticas económicas privatistas que aplicaron esas dictaduras y los que hacen una política exterior antirregional, genuflexa y dependiente del poder imperial, sobre todo del estadounidense.

–Si una de las características de los populismos en general es la interpelación o relación directa del líder con el pueblo, ¿cómo incide esto en sociedades de masas, profundamente atravesadas por los medios de comunicación? ¿Tiene esta característica algo que ver con las tensiones entre gobiernos y grupos mediáticos?
–El mundo mediático, principalmente el televisivo, convierte un acontecimiento en agenda absoluta; es decir, al salir en todas las emisoras a la vez, hay hechos que alcanzan una magnitud de presencia pública impensable en tiempos anteriores. De cualquier modo, el líder populista no se hace en la TV, basta ver el caso de Néstor Kirchner, muy renuente a la televisión. El cara a cara del líder con el pueblo es en la calle, en la plaza, es físico y está ganado por la presencia de lo simbólico y lo carismático, contra los estilos de la política liberal, que carece de contenidos motivacionales y emocionales importantes. Por supuesto que la presencia de los pobres, los desclasados, los desheredados, los “cabecita negra” en la calle, molesta a las conciencias ilustradas y a las clases altas y parte de las clases medias. Por eso su reacción, acicateada desde los intereses que son tocados por la política neopopulista, porque ésta no se limita a administrar, produce poder y logra redistribución social de bienes y servicios, a la vez que mejoras democráticas impensables para muchos republicanos, como la ley de medios en Argentina o los derechos establecidos en las Constituyentes de Ecuador o Bolivia.

–¿Cuáles son las particularidades, desde su perspectiva, del caso argentino?
–Siempre digo que los argentinos que dicen estar con Chávez y Evo pero contra los Kirchner lo dicen porque no toleran las impurezas de cualquier realidad política. Conozco bien Ecuador y también Venezuela y estoy seguro de que si vivieran allá estas personas serían kirchneristas y antichavistas. Porque más allá de las diferencias retóricas –“socialismo del siglo XXI”, de lo cual no se habla acá–, el parecido de los modelos es enorme. Incluso en las falencias y limitaciones que tienen estos procesos. No en vano los presidentes han sido muy cercanos entre sí, y nadie puede creer que estas afinidades se basan en desinformación. De cualquier modo, si en algún momento parecía claro que Correa o Chávez tenían mucha más radicalidad que los Kirchner, hoy eso es muy discutible –la ley de medios argentina es mucho más pluralista y descentralizadora del poder mediático que la propuesta ecuatoriana–. Eso sí, Argentina no ha querido o no ha podido establecer una Constituyente, tiene una política exterior menos frontal en sus diferencias con Estados Unidos, y en el armazón de su fuerza propia tiene el problema de que el peronismo resulta central y, ciertamente, no todo el peronismo es kirchnerista.

–Teniendo en cuenta la centralidad del líder para los regímenes populistas, ¿cómo puede influir en la configuración de identidades y en el escenario político el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner?
–Con la muerte de Néstor Kirchner ha nacido la posibilidad de un mito. Habrá que ver en cuánto es capaz de resimbolizarse su figura hacia futuras contiendas populares. Esto hace indiscutible la figura de Cristina como la continuadora del modelo, pues ya eran una dupla en cuanto al proyecto abrazado por los dos, y nadie fue más cercano a Néstor que ella. Hay que ver cómo establece Cristina la conducción política –allí son necesarios adláteres bajo su mandato–, porque hasta ahora ella era la estadista y él el armador político. Ahora ambas cosas recaen en la Presidenta y se verá cómo las asume. Los primeros pasos han sido muy auspiciosos.

–¿Cómo analiza la particular relación entre estos “neopopulismos” y el campo intelectual?
–La mayoría de los intelectuales son platónicos. Prefieren la coherencia interna en la comodidad subjetiva de su propia ideología, que las contradicciones y dificultades de abrazar realidades políticas, con sus espinas y sus asperezas e imperfecciones. Por tanto, para muchos intelectuales la mejor política es aquella de la que se habla, pero nunca se hace. Y se habla sin saber, porque la política jamás es una extensión directa ni de las propias intenciones ni de las nociones teóricas. Por eso, y por ser “ilustrados”, muchos intelectuales detestan al populismo, como extensión de su habitus de clase –alta o media–, para la cual los de abajo encarnan la grosería, la vulgaridad, la renuncia al pensamiento y a los libros, así como a la elegancia de los esquemas puros. Por suerte, siempre han existido excepciones, y desde los Jauretche o los William Cooke en Argentina a los Lander o Lanz en Venezuela, hay quienes se sustraen a estos modelos de abdicación frente a la realidad. Y hoy Carta Abierta es un ejemplo valioso en la Argentina de cómo poner el pensamiento al servicio de las políticas populares.

–¿No cree que la polarización política está debilitando el pensamiento crítico?
–De ninguna manera. El espíritu se templa en el conflicto, los tiempos de vaguedad política o de facilidad en oponerse a todo no son de crecimiento, sino de un forzado consenso. Ahora se pone a prueba quién es el que se juega en la calle, quién se banca el paseo por el desierto que fue durante años ser kirchnerista, quién prefiere una ruptura con el que piensa diferente a una connivencia para ganar el viaje a un congreso académico. El espíritu crítico debe mostrarse capaz de jugarse por la positiva cuando corresponde, no debiera avergonzarse de ser oficialista ante las modas oposicionistas y antipolíticas dominantes en el mundo académico. Por supuesto que ese oficialismo deberá ser filoso en la crítica a la derecha, pero también hacia los errores del propio bando. Pero éstos no deberán ventilarse en Clarín o en La Nación, ciertamente, que ya bastante corren el bastón en su propio favor.

–¿Hay una relación necesaria entre el surgimiento de estos “neopopulismos”, cada uno con sus especificidades, y el hecho de que se haya profundizado la integración regional? ¿O se trata sólo de una coincidencia política coyuntural?
–Por cierto que hay relación, esta integración no es casual. Es cierto que el caso de Brasil es ambiguo, pues tiene pocas características populistas y tiene más bien rasgos liberales. Pero como potencia geopolítica regional, para Brasil su liderazgo es importante, y para eso requiere de procesos de integración. También son decisivos para Venezuela desde su perspectiva bolivariana, y para Argentina, en su intención de formar un bloque autónomo frente a las grandes potencias. El gran resultado de todo esto es la vigencia de la Unasur, cuyo valor para enfrentar intentos de golpes de Estado derechistas en la región se ha demostrado extraordinario.

Biografía:
Roberto Follari nació en Argentina. Es Doctor y Licenciado en Psicología por la Universidad Nacional de San Luis. Profesor titular de Epistemología de las Ciencias Sociales (Universidad Nacional de Cuyo, Fac. Ciencias Políticas y Sociales).
Ha sido asesor de la OEA, de UNICEF y de la CONEAU (Comisión Nacional de Evaluación y Acreditación Universitaria). Ganador del Premio Nacional sobre Derechos Humanos y universidad otorgado por el Servicio Universitario Mundial.
Ha sido director de la Maestría en Docencia Universitaria de la Universidad de la Patagonia, y es miembro del Comité Académico de diversos posgrados. Ha sido miembro de las comisiones evaluadoras de CONICET.
Ha sido profesor invitado de posgrado en la mayoría de las universidades argentinas, además de otras de Ecuador, Venezuela y México.
Es autor de 14 libros publicados en diversos países, y de unos 150 artículos en revistas especializadas en Filosofía, Educación y Ciencias Sociales. Ha sido traducido al alemán, el inglés y el portugués. Su último libro se denomina "Teorías Débiles", y ha sido editado por Homo Sapiens (Rosario, Argentina).-
Trabajos aparecidos en REDcientífica:
Nov 2001: La ciencia como real maravilloso. Revista REDcientífica

domingo, 28 de noviembre de 2010

Feinmann: Apuntes para una nueva militancia

Página/12 (28/11/2010)

Si bien una concepción adecuada de la democracia debe contemplar la posibilidad de que el Otro tiene una parte de la razón, que esa parte me completa y es, por consiguiente, indispensable para mí, la situación actual de la Argentina y de América latina en general está lejos de admitir algo semejante. Los que se oponen a los nuevos proyectos nacionales, populares, de integración continental, participación del Estado, redistribución del ingreso y regulación de un mercado siempre abierto a los apetitos de los más fuertes, se expresan en un lenguaje que carece de ideas, de propuestas superadoras, que no ha podido generar un solo político con peso propio, sino, lejos de tal cosa, exhibe una galería de impresentables y hasta risibles personajes cuya única característica radica en esperar qué hace el Gobierno para oponerse o bloquearlo en las cámaras. Se ha dado un fenómeno inesperado el día de la muerte de Néstor Kirchner. El fracaso de la manipulación mediática. La sorpresa fue mayúscula. Luego de ser vilipendiado, injuriado por todos los medios a disposición del Poder (ahí radica el Poder, no en Balcarce 50), luego de años de bombardeo informático de todo tipo, de libros anti K exhibidos en los mejores espacios de las vidrieras de las librerías de Buenos Aires, luego de que periodistas publicaran engendros supuestamente documentados que demostraban la maldad “desmesurada” de “los Kirchner”, de que las radios penetraran en los fachotachos de la ciudad y de que los fachotacheros impusieran su parloteo a los pasajeros que, con paciencia, debían oírlos ya que era inútil cambiar de fachotacho porque el otro diría lo mismo, una multitud espontánea salió a la calle a honrar o a llorar al inesperado muerto. ¿Qué pasó, qué falló? ¿Qué fue lo que rompió el cerco con que el poder mediático sometía al Gobierno y dominaba, al parecer, la opinión pública? Si apenas dos años atrás se estuvo a un paso de destituir a este Gobierno (logrando el primer golpe exitoso de todos los que se planean en América latina), ¿por qué ahora todo se trastrocaba? Acaso se trate de cierto efecto paradójico. Se conoce la frase de Goebbels: mil repeticiones hacen una verdad. Sin embargo, dos mil hacen una mentira. ¿Cómo se ve la mentira, cómo se la descubre? No se trata de una actitud, en principio, racional. La mentira del Poder se empieza a descubrir desde el hartazgo. Si el Poder quiere mentir siempre tiene que acompañar sus mentiras por medio de la represión autoritaria. O del terror. No es casual que Videla y la Junta hicieran una cadena nacional para anunciar: “Un militante que repartía volantes en una empresa en huelga fue apresado y abatido por las fuerzas del orden”. ¿Cómo, lo mataron por repartir panfletos? Ahí, la mentira del Poder se puede repetir hasta el infinito. El miedo hará que el que la recibe sepa que debe obedecerla, creer en ella o correr el riesgo de ser confundido con alguien que no piensa como el Poder. “Yo creo en todo lo que me dicen. No quiero que me maten.” Pero, en una sociedad en que el miedo no se ha logrado instalar, la libertad del sujeto (que siempre está ahí, a la espera, a punto de asomar y arrasar con todo lo que se hacía para sofocarlo) se expresa primero, como dije, en el hartazgo, luego en la sospecha y por fin en la adhesión a lo que tanto es abominado por los abominadores profesionales. En la Argentina, eso ya ocurrió con el Perón del exilio. No hubo atrocidad que no se dijera sobre Perón. O sobre Evita. De ella, se exhibieron sus vestidos Dior, sus joyas, sus autos. De él, se tomaron cuidadosamente las peores frases de sus discursos. Se apeló a recursos patéticos: la foto en que se lo ve junto a una Gina Lollobrigida desnuda por sus malas artes de viejo vicioso, por la orden de trucar la imagen e injuriar a la estrella. Hasta se dijo que el boxeador Archie Moore era su amante, su bestia negra violatoria. Las masas, en los estadios, respondieron: “Puto y maricón/ Queremos a Perón”. (Eran los años ’50, la corrección política y el respeto por las diferencias estaban muy lejos de aparecer. Los peronistas a un puto le decían puto. Ahora también: hay una organización de “putos peronistas”. Dicen: “Los gay son gorilas”. Cosas de los tiempos.) Pero de nada sirvió la catarata injuriosa. Tuvo el efecto paradójico. Hizo de Perón un líder al que fueron a buscar dos millones de personas cuando regresó. (Lo que siguió es otra historia.) Pero dos millones de personas, la manifestación más caudalosa de la historia argentina, fueron a buscar al “tirano prófugo”. ¿Quiénes lo habían convertido en ese fenómeno popular, en ese mito poderoso? Sus enemigos. (Y el recuerdo de su primer gobierno: el único, hasta ese momento, que volcó el orden de las cosas, que es, siempre, el orden de los poderosos, para el lado popular. Salvo los tímidos intentos de Yrigoyen.) Lo mismo con Néstor Kirchner. Se podrían repasar todos los elementos que se utilizaron para “erosionarlo” (palabra de escritores que utilizó el agrarista popular-oligarca Buzzi): primero empezaron con el “republicanismo”, las “instituciones”, luego “la seguridad”, luego “la crispación”, luego la defensa “del campo” y siempre “la corrupción”. Hasta un actor amigo mío –militante, creo, del Partido Comunista– inventó una fórmula ingeniosa: “el patrimonio Kirchner”. ¿Cómo luego de tanto derroche de ingenio toda esa gente va a llorar a semejante político tramado por todo tipo de atrocidades éticas y políticas? Porque estaban hartos de los insultos con que el poder mediático lo estigmatizaba. Hartos del maltrato que se le infería. Hartos de las jetas de una oposición a la que –por más aire y manija que se le dé– nadie logra adosarle algo de carisma. Y sobre todo: porque los liberales no tienen razón. Hagan lo que hagan, digan lo que digan, sólo por medio de golpes de Estado llegaron al poder en la Argentina. Desde 1955 a 1973 gobernaron proscribiendo al peronismo. Todos los gobiernos de esa etapa fueron ilegales, anticonstitucionales, engendros del poder militar. Aceptaron llegar al gobierno bajo la inaceptable ley básica de ese poder: el decreto 4161. Aceptaron darle una máscara civil al poder de los cuarteles. Cuando, tímidamente, buscaron hacer algo propio (con Illia, por ejemplo, los militares temían seriamente que legalizara al peronismo en las siguientes elecciones), fueron derrocados. En un libro modesto, escrito apenas en base a recuerdos personales, Tulio Halperín Donghi habla de “la sabiduría de nuestro constitucionalismo liberal”. Y hasta dice que –con él– el país había estado libre de tormentas demasiado intensas. ¿Cuándo se aplicó el constitucionalismo liberal en la Argentina? Se piensa de inmediato en Alfonsín. Alfonsín fue un meritorio presidente democrático. Pero, ¿fue liberal? No. ¿O por qué lo insultaron en la Sociedad Rural? ¿No están acaso las imágenes de esa vergüenza? ¿Por qué lo agravió la Iglesia? ¿Por qué las corporaciones financieras lo voltearon con el golpe de mercado? Luego, ¿cuándo el liberalismo democrático que hoy proclaman todos los que atacan a los Kirchner desde el inicio y con furia patológica (Morales Solá, por ejemplo, o Grondona o Biolcati) llegó democráticamente al gobierno? Nunca. La única vez que las corporaciones financieras y los agraristas oligarcas gobernaron con votos no fue con sus votos sino con los del peronismo de Menem, que los puso a su servicio. Luego, siempre la espada y en seguida el plan económico. Videla y luego Martínez de Hoz. Uno ha pasado todos los años de su vida en este país y al constitucionalismo liberal no le ha visto nunca la cara. Cuidado entonces. También ahora saben que no llegan con votos. Lo saben en toda América latina. Lo saben todos los perfectos idiotas neoliberales como Alvarito Vargas Llosa. Sin embargo, los gobiernos que enfrentan al enemigo (los de Brasil, Ecuador, Uruguay, Venezuela y Argentina) saben que sólo la unidad de sus proyectos, siguiendo las huellas de la vieja y venerable idea de Unidad Latinoamericana –que, en nuestro país, levantó Felipe Varela en su Manifiesto inspirado en los escritos del doctor Alberdi, ese amigo de las provincias en sus mejores escritos– podrá frenar el golpe institucional que la derecha siempre prepara. Algo, sin embargo, les falló. Algo, en este año de 2010 en la Argentina, por causa de la muerte de un fervoroso líder político, modificó la frase de Goebbels, que era un axioma del poder mediático. Sí, mil repeticiones hacen una verdad. Dos mil, una mentira.

sábado, 27 de noviembre de 2010

- La Historia Olvidada: Matanza de Gómez -

Matanza de Gómez (22 de noviembre de 1861)

Después de Pavón, en que Urquiza le regala la victoria a Mitre, aquel se retira al tranco a su feudo de Entre Ríos. En vano esperarían los federales la intervención del “federal” Urquiza, que haría oídos sordos a pedidos y cartas enviadas por los federales para que les sacara de encima al ejercito de Buenos Aires que los reprimía en todas las provincias interiores, menos en Entre Ríos. Urquiza cumplía a rajatablas el “pacto” de Pavón, y dejaría las manos libres a los mitristas a cambio de su feudo, sujetando a los bravos entrerrianos que se salían de la vaina por ir contra “los porteños”. Urquiza no escucharía ni a sus amigos ni partidarios, como López Jordán, y no contestaría las cartas que en vano le mandaba el Chacho. Se mantenía inmutable en su palacio de San José, mientras los mitristas “limpiaban de gauchos y federales” el interior.

Mientras tanto Mitre, para no comprometerse, incentiva con medias palabras a Sarmiento, que no necesitaba nada para excederse, y a su vez incorpora como jefes del ejército a los colorados uruguayos Venancio Flores, Paunero, Sandes e Irrazábal, entre otros.

El 22 de noviembre de 1861, Flores se adelanta hasta Cañada de Gómez y sorprende a los federales, a los que derrota y pasa a degüello a gran parte e incorporando al resto. Esta acción le adjudicaría el mote de “el degollador de Cañada de Gómez”.
El suceso es tan aberrante, que hasta el ministro de guerra de Mitre, Gelly y Obes, muestra su espanto en el parte de la hecatombe:
“El suceso de la Cañada de Gómez – informa al gobernador Manuel Ocampo – es uno de los hechos de armas que aterrorizan al vencedor…Eso es lo que le pasa al general Flores, y es por ello que no quiere decir detalladamente lo que ha pasado. Hay más de 300 muertos y de nuestra parte solo hemos tenido dos muertos…Ese suceso es la segunda edición de Villamayor, corregida y aumentada… Para disimular más la operación confiada a general Flores se le hizo incorporar toda la fuerza de caballería de la División Córdoba enemiga” (Archivo Mitre, IX, 277)

Los “incorporados” por Flores desertan en la primera ocasión, y entonces no habrá más incorporaciones: solo degüellos. Mitre no se “ensucia las manos”, calla mientras sus mercenarios cumplen la tarea de limpiar el interior, y poner todo “de un mismo color” imponiendo “el reino de la libertad” como dice textualmente el diario La Nación de Mitre. El que no calla es Sarmiento, que dirá: “Los gauchos son bípedos implumes que de tan infame condición, que no sé que se gana con tratarlos mejor”.

Los degolladores contratados por Mitre, además de uruguayos colorados (liberales) son italianos, hábiles en degollar gauchos dormidos. José María Roxas y Patrón escribía a Rosas el 6 de enero de 1862:
“Una gran parte de la emigración europea que nos viene, propaga esos instintos feroces. En la matanza de Gómez, según dicen los que escaparon, los italianos hicieron despertar en la otra vida a muchos que, cansados de los trabajos del día anterior, dormían profundamente”

Era la emigración “civilizada” que el mitrismo liberal porteño traía de Europa para “civilizar” el “bárbaro” interior, en tanto Urquiza disfrutaba de su feudo entrerriano mientras los pobres gauchos morían al grito de ¡Viva Urquiza!

CODA: Del general uruguayo Venancio Flores (1808-1868) la historia oficial omite o minimiza su participación - apoyado por el unitario Bartolomé Mitre- en la invasión colorada desde Buenos Aires y posterior golpe de estado al Uruguay, gobernado entonces por los "blancos" que abrazaban la causa federal. La reacción del presidente del Paraguay Francisco Solano López -quien se movilizó en ayuda del gobierno uruguayo- fue el argumento buscado por los instigadores para desencadenar la Guerra de la Triple Alianza (Argentina-Brasil-Uruguay) que con la ayuda y consentimiento del imperio británico, arrasó con el Paraguay, en uno de los sucesos más vergonzosos de nuestra historia. En la actualidad, una importante avenidad de Montevideo, así como numerosas calles en el interior del país, llevan el nombre de "General Flores". Su responsabilidad en la matanza, y el mote de "degollador de Cañada de Gómez" se omiten recurrentemente en las crónicas más divulgadas sobre aquella época. Fue asesinado en la capital uruguaya por un grupo de desconocidos.

Fuente: José María Rosa. La guerra del Paraguay.

Símbolos

Por Julio Capanna

La foto de Churchill, Roosevelt y Stalin en Yalta, 1945. A la guerra en Europa le quedan pocos meses. Es la foto de los triunfadores. Foto/símbolo que muestra a los que ya se están repartiendo la torta. Uno en un millar de gestos/símbolos que marcan, a veces, un antes y un después. Los rostros en las filmaciones del 17 de octubre del ´45 y los aviones del 16 de junio del ´55. La misma plaza, distintos símbolos. Vencedores y vencidos, según el ojo y la mirada. Inauguran la fotografía y el cine una nueva era donde la realidad deja su impronta objetiva en el espectador pasivo. Antes, la crónica escrita y acaso la pintura. Al pasado en el que aún no existo le sucede el que voy creando, mi pasado…y mis propios símbolos. Así comienza mi película, mi álbum de fotos. El llanto de mis viejos y abuelos frente a un funeral en blanco y negro aquel 1º de junio del ´74. Yo, a mis cinco años. “Percibidor” del dolor, “ignorador” del motivo. La pena…el símbolo. La excitación puber-belicista del 2 de abril del ´82. Primer año del secundario. La profesora de matemáticas intentando disimular unas lágrimas que muy poco tenían de euforia patriótica y mucho de vaticinio. La angustia…símbolo. Al poco tiempo, los conciertos del rock; partícipe voluntario de esas ceremonias de resistencia y liberación. Necesidad colectiva de festejar el cambio…la vida. Finales de los ´80: la película avanza pero parece que retrocede. Incertidumbre, caos, desesperanza. En los ´90 todas las fotos se parecen, la película podría estar hecha en cualquier lugar de ese mundo que se nos vende como al que todos vamos a acceder. Mundo feliz. Mundo/aeropuerto. Exitismo. Con viveza todos nos podemos sacar una foto con los Stones, tener un Ferrari y hasta cogernos a Madonna y/o a Xuxa. La gran bacanal…pero para pocos. El fin del milenio nos encontró dominados…como era lógico. Pertenecer tiene su precio, y siempre lo pagan los mismos. Causalidades de la vida, la cosa no se va al carajo por los millones de excluidos, sino por los millones que nos “acorralan”. No por la vergonzosa miseria de muchos, sino por la ominosa complacencia de los miserables. Junio de ´02. Reclamo y muerte. Juventud y muerte. Militancia y muerte. El símbolo…la misma muerte. A esta altura, todo parece dar lo mismo. Ser argentino implicaría la aceptación resignada de cuanto nos condena invariablemente al fracaso, la derrota, la tristeza, el desencanto. Así pues, nada bueno/nuevo puede esperarse que suceda…y menos viniendo de una clase política que a fuerza de traiciones aprendimos a detestar, y aún peor, a aceptar con su podredumbre congénita. ´03 y ´04. Gestos que alteran el letargo de quienes no esperan ya mucho de nada ni de nadie.
   Y ahí, me estoy yendo. Otros cielos, otra gente. Argentino descubriendo virtudes de argentino y extranjero. Comparando, resignando, aprendiendo, valorando. Algunos años después, el símbolo es presente. Veo, oigo, palpo, percibo, y la impronta queda y se acumula. Banderas. Celeste/blanca/sol. Aquí, allá y en todas partes. Resisten a la caducidad innata y característica del árbol de navidad pasadas las fiestas. Resisten a las fechas patrias. Se quedan ahí, en la ventana, en la puerta del garage, en la vidriera, techo, tanque de agua. Bandera portátil, escarapela que mi hijo me pide y lleva como quién da por hecho algo que a su padre acomplejado le costará toda una vida el asumirlo. El símbolo…lo nuevo que está creciendo. Es el turno entonces de andar tarareando por la calle en primavera la melodía de un himno al que de chico le cambiábamos la letra para encontrarle algún sentido. ¿De dónde esta naturalidad? ¿Cuándo fue que al prejuicio le crecieron ramas que no dieron frutos agrios? ¿Y el impudor que parecemos compartir con otros tantos a la hora del desafine y el reemplazo onomatopéyico ante el olvido? ¿Motivación bicentenaria? ¿Nacionalismo vaporoso y sentimental? El tiempo -encargado siempre de poner las cosas en su sitio- lo dirá.
Y aunque sé bien que no todos la dejan, la llevan y lo cantan por las mismas razones…
…ahí están…
…y se quedan.
Símbolos.

Desarrollo humano

Página/12 - 27 de noviembre de 2010
Por Alfredo Zaiat

El Informe Nacional sobre Desarrollo Humano 2010 para la Argentina elaborado por el PNUD es una fuente muy relevante para abordar debates que en los últimos años estuvieron en un espacio de confusión a partir de la disputa político mediática. El amplio, complejo y original enfoque de ese documento de 180 páginas ofrece dos conclusiones contundentes:

1-Luego de la crisis de 2001-2002, Argentina ha experimentado un acelerado crecimiento casi sin precedentes en su historia económica y sólo comparable al de las economías más dinámicas.

2-El desarrollo humano en Argentina se ve afectado por la desigualdad, pero ésta ha tendido a reducirse sistemáticamente después del estallido de la convertibilidad. La pérdida de desarrollo humano atribuible a la desigualdad, luego de incrementarse del 4,7 al 4,9 por ciento entre 1996 y 2001, disminuyó a 4,4 por ciento en 2006 y a 4,0 por ciento en 2009.

En estos días ha habido un renovado cuestionamiento al sistema de estadísticas públicas, que fue dañado a partir de una necesaria pero calamitosa intervención para reformar el Indec. La pérdida de credibilidad de los números oficiales exige entonces otras fuentes para precisar el estado de situación. Para ello el informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) es fundamental para neutralizar malos entendidos. En el ámbito social resulta esencial porque el discurso conservador ha instalado la idea de que nada ha mejorado y que se está en presencia de un panorama igual o peor al existente en la década del noventa. Si así fuera, sería lo mismo la política actual que la neoliberal de la convertibilidad. Como la estadística oficial ha quedado deslegitimada por la crisis del Indec, y como el respaldo estadístico de los abanderados de la ortodoxia es dibujo de sus anhelos frustrados, documentos de investigación alternativos de prestigio académico local e internacional vienen al rescate de esa confusión deliberada.

Existe una tendencia arraigada en la mayoría de los especialistas de concentrarse exclusivamente en el ingreso monetario para definir el grado de desarrollo, desigualdad y niveles de pobreza. Si bien es un aspecto central del análisis, los trabajos del Premio Nobel de Economía Amartyan Sen amplió ese criterio, y hoy son considerados la expresión más sofisticada de las ciencias sociales en cuanto a la evaluación del bienestar humano y de los objetivos del desarrollo en las sociedades. Ese enfoque considera tres dimensiones: gozar una vida larga y saludable (salud), acceder al conocimiento necesario para un buen desempeño social y laboral (educación) y tener un nivel de vida decente (ingreso o, en forma equivalente, crecimiento económico). Estas dimensiones son los fines básicos del de-sarrollo humano, pero también sus medios, pues interactúan entre sí, fenómeno que el informe de la PNUD define como “dinámica del desarrollo humano”.

El proceso sería el siguiente:

- Mejores niveles de salud hacen más productivas a las personas al aumentar su rendimiento físico y mental, y mejores niveles de educación facilitan el desarrollo y la adaptación de tecnologías que llevan a un crecimiento económico sostenido.

- Una mejor salud permite una mayor matriculación escolar y mejora las funciones cognitivas y, por lo tanto, las posibilidades de aprendizaje, mientras que niveles de educación más altos significan mejor nutrición y prevención de enfermedades, y por lo tanto mejor salud.

- El crecimiento económico genera un mayor ingreso, que permite una mejor nutrición y acceso a cuidados médicos, y más recursos para educación y capacitación.

Esta es la dinámica virtuosa del desarrollo humano. Pero esta dinámica no dice nada sobre la igualdad, aspecto también fundamental.

En general, en el espacio público se entiende el grado de igualdad de una sociedad en relación con la distribución del ingreso. En cambio, el PNUD considera que es una visión limitada desde el punto de vista del desarrollo humano. Por ejemplo, un país puede tener un alto crecimiento económico a costa de la salud de su población.

Al analizar la trayectoria del desarrollo humano en Argentina en las últimas cuatro décadas, el informe señala que ha sido “moderadamente positiva”, con una evolución “menor que la esperable”. Mientras el desempeño promedio del país en salud y educación, aunque mejorable, estuvo dentro del promedio de un grupo de países comparables, el crecimiento económico fue volátil y sufrió caídas pronunciadas. Su evolución estuvo sistemáticamente por debajo de la de los índices de salud y educación. “Fue la economía, entonces, la que mantuvo la expansión del desarrollo humano de Argentina por debajo de su potencial”, apunta el documento. Por ese motivo es un factor significativo “consolidar el crecimiento registrado a partir de 2003 con un salto cualitativo”, precisa el informe en su capítulo segundo, agregando que “necesita acotar la volatilidad macroeconómica para que no revierta los períodos de aceleración, e incrementar sistemáticamente la productividad y la calificación de los recursos humanos, lo que lleva a un crecimiento sostenido del producto, del empleo formal y del ingreso per cápita”.
Los investigadores que trabajaron en ese informe precisaron el conocido recorrido histórico de haber sido Argentina el país que se destacó durante gran parte del siglo XX por ser en la región la sociedad más igualitaria y con más movilidad social hasta la aplicación de la estrategia neoliberal. Esta comenzó a mediados de los ’70, con experimentos económicos de consecuencias catastróficas, alcanzado en la década del ’90 su máxima expresión. “Revirtiendo esta tendencia, la desigualdad en el desarrollo humano ha tendido a reducirse luego de la crisis de 2001-2002 tanto a nivel nacional como provincial, gracias al acelerado crecimiento económico y a un conjunto de medidas redistributivas y de política social de amplio alcance”, indica el PNUD.

De todos modos, aún persisten diferencias al interior del país. Las provincias de desarrollo humano más alto tienen los niveles más bajos de desigualdad, mientras que las de desarrollo humano más bajo son las más desiguales. En el documento se menciona que mientras algunas de las provincias patagónicas (Santa Cruz y Tierra del Fuego) y la ciudad de Buenos Aires presentan los mayores índices de desarrollo humano y la menor desigualdad, las provincias del noreste presentan los índices de desarrollo humano más bajos y la desigualdad más alta. También advierten que se trata de una situación de arrastre por décadas, mencionando la existencia de “trampas de desigualdad”. Esto significa que la mala salud de las personas restringe sus logros educativos, los bajos logros educativos limitan su ingreso y el bajo ingreso a su vez impide tener una salud adecuada y la inversión en una mejor educación.
Este enfoque multidimensional de entender la cuestión social y económica no seduce al saber convencional porque obliga a profundizar en el cuestionamiento a las estructuras de poder que reproducen el atraso y la marginación. Otros especialistas reducen sus análisis a aspectos monetarios, expresando así que están desactualizados respecto de los más recientes estudios del desarrollo humano.
El informe del PNUD es oportuno porque muestra los importantes avances que registró el país en los últimos años, pero también los desafíos que se presentan. Después de insistir con que “luego del colapso económico y social, Argentina ha experimentado un acelerado crecimiento económico”, concluye que “uno de sus mayores desafíos es consolidar este crecimiento mediante el avance simultáneo en las dimensiones de educación y salud y continuar reduciendo la desigualdad en el desarrollo humano. Las condiciones están dadas y se han alcanzado importantes logros”.

viernes, 26 de noviembre de 2010

El regreso del dúo Baglietto - Vitale

“Lo nuestro no tiene vencimiento”
Tiempo Argentino
Publicado el 26 de Noviembre de 2010
Por Marcelo Pavazza

En 2011 cumplirán 20 años como dúo, y lo festejarán con CD y DVD nuevos. Mientras tanto, calientan motores con Tangos en el Tasso, un ciclo que culmina este fin de semana.
Repartir el peso de la historia propia. Ese, entre muchos otros, puede ser el propósito de un dúo. Lo que vienen haciendo desde 1991 Juan Carlos Baglietto y Lito Vitale –aunque el que es hasta ahora su último disco se llame La despedida– se le parece bastante: colisionar sus talentos de vez en cuando para atenuar el empuje de la fuerza interna de una amistad musical que en 2011 llegará a las dos décadas de existencia. Pueden estar separados (como de hecho sucedió entre 2001 y 2010), actuar esporádica y sorpresivamente durante ese lapso, o volver a planear cosas con el dúo activo y como base de proyectos a cumplir en lo inmediato –como está sucediendo ahora mismo–, pero Baglietto y Vitale siempre mantendrán la dupla en actividad. Tanto, que ya son un clásico.
Lo notó la gente del Centro Cultural Torquato Tasso, que los invitó a hacer un ciclo en abril de este año (el que marcó su regreso a los escenarios) y, ante el éxito obtenido, les volvió a ofrecer el cálido espacio de San Telmo para hacer otra serie de recitales durante los fines de semana de noviembre. Las últimas funciones serán hoy y mañana (Defensa 1575, a las 22). Con el tango –al fin y al cabo el género dominante en su repertorio– como gran invitado, más algunos estrenos en 2x4 que prueban el temple de la dupla (“A un semejante”, “Como dos extraños”, “Renaceré”) y que serán parte del combo CD + DVD que planean grabar en breve, Baglietto y Vitale hacen como que están de vuelta.
Mientras tanto, para intentar desentrañar eso de que el dúo exhibe una continuidad serena, casi subterránea, y que parece ir más allá de un puñado de conciertos o de compadecer bajo un rótulo, los muchachos llegan a la casa / oficina / estudio de grabación de Vitale de muy buen humor, y con algo de tiempo para la charla.
Arranca el rosarino: “¿La verdad? Nunca nos separamos.” Vitale suma: “Siempre nos juntamos: o yo lo invito a cantar en algún evento de los que organizo, o él me llama para alguna de sus producciones.” ¿Eso es todo? ¿Misterio desentrañado? ¿Queda media hora de conversación que definitivamente no incluirá las palabras “necesidad” o “búsqueda? Sí. Porque sucede que si bien es cierto que aunque hablar de ellos hoy obliga a referirse a algo más que lo que representan como músicos, ni Baglietto jubiló al cantante (aunque ser la cabeza de una exitosa empresa de servicios para el espectáculo muchas veces le quite el tiempo para ejercer), ni Vitale soslayó al músico (en favor del multiproductor sobreocupado). Y hay indicios bien recientes de esto: el DVD En vivo, donde el vocalista cubrió con buen gusto musical y escénico los clásicos de su repertorio; y los recitales que el creador de Ese amigo del alma dio hace muy poco en el Hall del Teatro San Martín, en el marco del ciclo Solo Piano. Ejemplos de que la rueda sigue girando, y las ganas picando. Aunque, claro, el dúo tire. “Es que cuando nos juntamos nos gusta cómo salen las cosas” –explica Baglietto– “Así que volvimos al formato como algo más orgánico” cierra, sin soslayar que también tracciona esta nueva etapa, y mucho, el proyecto de ampliar el dúo y armar un cuarteto que completarán los jovencísimos hijos de ambos. Un encuentro familiar que abrirá la lista de temas a los géneros latinoamericanos (ver recuadro).

–¿Qué queda, entonces, de las intenciones que los juntaron en 1991?
Baglietto: –En realidad, lo primero que hicimos hace 20 años fue buscar nexos en común. En aquella época todavía existían los discos, así que originalmente habíamos pensado en hacer, para nuestro primer álbum, un lado A con repertorio tradicional de tango y folklore, y uno B con temas de autores contemporáneos. Después terminamos dándonos cuenta de que, a nuestro entender, le aportábamos más a un repertorio clásico que a Charly García. Partíamos los dos de la misma visión. Y nos quedamos con esto, que tenía más que ver con nuestros orígenes y con la música que escuchábamos de pibes.

“Esto” es Postales de este lado del mundo, el álbum debut del dúo –que luego editaría Postales del Alma, No olvides, Qué más hacer es esta tierra incendiada sino cantar, y el mentado La despedida, una muestra de cómo dos músicos venidos de palos diferentes se medían con canciones que para muchos eran monumentos (sólo Qué más… contiene repertorio original), y pasaban la prueba echando mano a lo que estaba en sus bolsillos: los asuntos casi fol-klóricos que Baglietto le grababa a Abonizio o Fandermole, y la nube de teclados que venía rodeando a Vitale desde El Trío, que recubría de orquestaciones abigarradas la agudeza del canto del rosarino. El resultado, que dejaba contentos a los fans de uno y otro, era fruto de algo que en aquella época se denominaba feeling, y que estos tiempos 2.0 transformaron en sinergia. Una relación de fuerzas que, bajo el nombre que sea, se mantiene intacta. Baglietto lo amplía: “Sí, como que juntos nos potenciamos. Y la entrega es total: yo termino los shows hecho bolsa, y él también. Además, en nuestra relación no hay protagonismos desmedidos. Acá se da que él no es un instrumentista con necesidad de demostrar nada, y yo tampoco tengo la necesidad de demostrarle nada a él. ¿Viste que ahora se usa la palabra ‘intimista’, que en realidad quiere decir ‘no nos dio la guita para llamar más músicos?, bueno, acá no sucede eso, tocamos los dos solos porque tenemos ganas de hacerlo así. Y podemos actuar tanto para 150 personas como para 3000, que la cosa funciona. Lo nuestro no tiene vencimiento”.
–Y sus profusas actividades paralelas, ¿no los obligan a revisar la agenda a la hora de planear actuaciones?
V: –Y, muchas veces sí. Pero buscamos encontrarnos. Yo, la verdad, la paso mejor con Juan que haciendo megaeventos, porque este es mi mundo.
B: –En mi caso particular, mi actividad paralela me permite tocar con Lito en un lugar pequeño, como el Tasso, y ser feliz. Es que, para mí, la música se ha ido transformando en otra cosa; no me pasa lo mismo que hace 30 años. La analogía podría ser esta: a cierta edad, a uno no le interesa qué bebe sino beber. Y yo ahora me preocupo mucho por saber qué es lo que bebo.

Cómo se provocan las crisis económicas

Tiempo Argentino
Publicado el 26 de Noviembre de 2010
Por Alberto Daneri
Escritor y periodista.

Cuando en el planeta tiemblan los lobbys, ocultos tras paquetes de salvatajes y juran que resolverán la crisis solos, la presidenta solicitó “racionalidad en la puja distributiva” al cerrar la Conferencia de la UIA. De ese modo respondió discreta a la queja del industrial Federico Nicholson sobre la “excesiva injerencia del Estado”. Pero los mercados (especificó rigurosa Cristina) no tienden a autoregularse. Pudo haber citado a Einstein: “Los principios están hechos para el ser humano y no el ser humano para los principios.”
Según el Nobel de Economía Joseph Stiglitz, la política monetaria de los EE UU es culpable de la burbuja que estalló, originando esta recesión que crece con millones sin empleo y miles de casas sin dueño. En 2008, la acción del Citigroup se desplomó en un año de 56 dólares a 1 y la capitalización del grupo bajó un 95%. Gastó 45 mil millones que le “prestó” la Reserva Federal (a devolver nunca) y sus ejecutivos siguieron cobrando sueldos fabulosos. Además, como otras empresas, rechazó reconvertirse. Otro Nobel, Paul Krugman, predijo que el Bank of America y muchos más perderían miles de millones, “incapaces de aportar el crédito que la economía necesita; piden ayuda al Estado, pero no se la brindan a los deudores”. El 16 de abril de 2008, el FMI abrió el paraguas: pronosticó que la recesión duraría cinco años. Su poca fiabilidad la detalló Éric Toussaint: en seis meses pasó de vaticinar (noviembre de 2008) un crecimiento mundial de 2,2% para 2009, a bajarlo al 0,5% en enero de 2009 y a evaluarlo negativo en todos los países (marzo de 2009). No obstante, con la Argentina falló: crecimos el 0,9%. Pero el FMI (un eufemismo, pues en él mandan los Estados Unidos) no se renueva: exige a Irlanda baja de salarios y recesión; ergo, despidos.
¿Lo pide porque es inevitable? No, Krugman prefiere a Keynes: mayor gasto público. En 1933, dijo el presidente Roosevelt –reelecto 3 veces–: “La verdad de lo que ocurre es que los grandes centros financieros son los dueños del gobierno desde los días de Andrew Jackson.” Es decir, desde hace 150 años. Y el primer ministro inglés Benjamin Disraeli señaló en 1844: “Al mundo lo gobiernan personajes muy distintos de los que imaginan los que no están detrás de la escena.” ¿Es así?
Para los estudiosos, el crack de 1929 fue el robo más grande de la Historia. Primero, se retiraron silenciosos del mercado sus reyes J. D. Rockefeller y J. P. Morgan. Los bancos clamaron el pago de los préstamos al gran público. Casi toda la clase media tenía acciones, creía en su alza eterna y, cuando quiso vender, sus activos se derrumbaron. En tres años cayeron 16 mil bancos, adquiridos a centavos por la competencia (Rockefeller y otros), igual que cientos de empresas. Dijo en 1931 el congresista (luego envenenado) Louis McFadden: “Fue cuidadosamente planeado. Los banqueros internacionales buscaron lograr una condición de desesperación para surgir como los dueños de todos nosotros.” Con la excusa de acabar con la Depresión y la amenaza de diez años de prisión, la población fue obligada a entregar su oro al Estado. En los EE UU, no en la URSS. Veinte años después (1946) crearon el FMI. Lo obedecen todos los países; salvo cuando gobernó Perón, o Kirchner nos liberó al saldar la deuda. De la Rúa aceptó en 2000 un blindaje de 49 mil millones de dólares que jamás llegaron pues fue un “asiento en una computadora” (John Perkins, ex agente de la CIA en Confesiones de un gángster americano, 2003). Nadie le reclamó cuentas.
Y el ministro Cavallo hizo en 2001 igual que los Estados Unidos con el oro; gracias al “corralito” los bancos fugaron al exterior todos los dólares circulantes y devolvieron pesos devaluados. Según los economistas, el peso debía depreciarse un 40%. El presidente Duhalde, influido por la codicia empresarial para licuar sus pasivos, devaluó un… ¡400%!, subió el dólar de 1 a 4 pesos y sumió al 55% del pueblo en la exclusión. Se evadió, diciendo que no sabía de economía. ¿Casualidad?
Hoy los economistas no saben (ni lo sabían los de la Depresión, según John K. Galbraith) lo que les espera a la vuelta de la esquina. Desechan la economía real. Mientras los bancos acosan con políticas de ajuste (no le bajan las tasas al deudor y el Citibank Argentina financia del 34 al 53% a quien no paga el total de sus gastos de tarjeta), en Europa inyectan liquidez a corporaciones a cambio de nada: Irlanda notifica que seguirá echando personal; en España la desocupación es del 20% y el 40% en menores de 25 años (con una limosna de 428 euros mensuales a quien se le vence el subsidio de 645 euros durante 18 meses por desempleo); Francia decretó la extensión de la edad jubilatoria de 60 a 67 años para el salario completo; y con 40 años de aportes, improbables para desempleados. En los EE UU (que devalúa su moneda para competir con el mundo y reclama a China que revalúe el yuan), el Estado perdonó a los deudores un 7% de las tasas de las hipotecas. Es decir, se socializó la pérdida del 7% en toda la comunidad. ¿Y los bancos? No aportaron nada.
Es útil acotar que el FMI impuso sus recetas a Letonia en 2008; que Ucrania aumentó tarifas y la edad jubilatoria, que Hungría y Rumania suprimieron el aguinaldo. ¿El 9% que votará a Elisa Carrió en 2011 memora que rogó en 2008 volver al FMI y seguir sus normas? Roosevelt hizo lo opuesto: aumentó salarios (como los Kirchner), bajó las horas de labor (para ampliar la base ocupada), sindicalizó a las masas –Perón tomó ejemplo de él, no del fascismo como afirmaron Raúl Alfonsín o Carrió–, y mediante el New Deal aumentó los impuestos al capital.
Jamás el FMI le puso coto a un acreedor. Descree de la regulación –rechaza el control de precios, utilizado con éxito por Roosevelt en la Segunda Guerra y el derechista Nixon en 1974– y de cambiar las relaciones de fuerza. Perpetúa la “Táctica Rockefeller”. Exprime las caídas de precios de alimentos para que los países pobres dependan de sus créditos, mientras las empresas devoran a los débiles comprando sus productos a precios que ellas fijan, como sucede con “el campo” y un grupo de EE UU, Monsanto. Este perdió (mayo de 2005) su demanda contra el gobierno alemán, quien le prohibió cultivar su maíz transgénico MON 810 alegando daños en personas y animales. Ese grupo aquí posee aliados (multimedios guardianes de la ganancia sin freno) aunque la soja motive el ocaso gradual del suelo;
¿Cómo lo justifican? Aman más el bolsillo que las ideas. Dijo el ex ministro Dromi: “Nada de lo que deba ser del Estado quedará en sus manos.” Para lograrlo mienten, se infiltran en las mentes. Periodismo definido por el asesinado John F. Kennedy: “Es una máquina eficaz rígidamente tejida (…) Sus planes son ocultos, porque no se publican. Sus errores son quemados, no salen en los diarios. Sus disidentes son silenciados, no elogiados. Por esto, Solón decretó que, para los ciudadanos, era un delito desentenderse de los debates políticos.” Ahora el temor de los multimedios renace: los ciudadanos, como nunca antes, descubren que el rey está desnudo.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Hernández Arregui: La formación de la conciencia nacional

Capitulo 1
OLIGRAQUIA E INMIGRACION EN LA ARGENTINA
-Síntesis-
En 1857, los “rivadavianos” subsistentes liquidan el régimen de contratos agrarios perpetuos y hereditarios (enfitéuticos), suplantándolo por la ley de arriendos. El gobierno, convertido en propietario y especulador, repartió entre sus adictos fabulosas extensiones, que al mismo tiempo servían a la clase propietaria para financiar la guerra política contra el interior y arruinarlo por el régimen aduanero del puerto exportador, que había derogado las medidas proteccionistas de Rosas. En 1878, aseguradas por Roca las fronteras contra el indio, se enajenaron tierras por millones de hectáreas en Córdoba, Mendoza y Buenos Aires. Más de 3 millones de hectáreas se repartieron entre pocas personas. La ley Avellaneda de colonización fue manejada a su antojo por empresas y sociedades capitalistas extranjeras, especuladores particulares y usureros. En las proximidades de 1890, las mejores tierras han sido cedidas ya a bajo precio. En pocas décadas, con la valorización de la propiedad territorial se cimentó el dominio político de la oligarquía propietaria. Todos los gobiernos posteriores a Rosas, hasta el ascenso de Yrigoyen –que también era estanciero- continuaron esta política. La ola inmigratoria del siglo XIX es la consecuencia de este asentamiento de la oligarquía necesitada de brazos.
Este proceso de extrema concentración de tierra en pocas manos se produce inmediatamente de sancionada la Constitución de 1853, cuya letra y espíritu, en su estricto sentido histórico, es la armadura jurídica de la gran propiedad territorial. Aquí el latifundio se hizo liberal y se vistió con la librea del progreso. Y con este atuendo despojó y liquidó como clase a la población nativa. Martín Fierro es el recuerdo penumbroso de esta gran tragedia nacional.

EL ESPIRITU DE LA OLIGARQUIA

El poderío de la oligarquía terrateniente no es exclusivamente material. Penetra todas las instituciones –económicas, jurídicas, educativas, políticas, financieras, religiosas, militares- y así, este poder incorpóreo impregna y unifica alrededor de su centro organizador, la estancia, la espiritualidad de toda la Nación. En actitud defensiva frente al pueblo, sus miembros están estrechamente unidos por un cohesivo sentimiento de clase fundado en la conciencia de la usurpación del poder político. Ese miedo institucionalizado tiene una raíz de clase frente al poder amenazador del pueblo. Cuanto más estratificada es una sociedad, tanto mayor es el temor de las clases altas.

El grupo dirigente no favorece la apertura de sus cuadros a miembros de otros estratos sociales, aunque en períodos de crisis económica tiende a franquear sus fronteras de clase a los individuos prominentes de la burguesía industrial en ascenso.
La imagen material de este prestigio de clase se identifica en sus integrantes, con la condición de estancieros. La estancia es el basamento de su dominio a través de la visión idealizada del campo, que para la clase oligárquica clausurada en su propio destino sociológico, es la base tanto de su riqueza material como de la importancia de la Argentina en el mundo. Expresiones de esta nobleza son la Sociedad Rural, como manifestación de bienestar en los negocios, y el Jockey Club, correlato –para sus miembros- de elegancia mundana y similar filiación política. Están convencidos, los miembros de esta clase, de su superioridad espiritual y de sangre, a pesar de que su nivel cultural en general es bajo. Tienen además el sentimiento disgustado del crecimiento del país y de la presencia de nuevas clases sociales que amenazan su dominio político. Como toda casta conservadora en descenso, en medio de sus mitos liberales calcinados, se aferra a una imagen histórica del país convertida en categoría inmóvil del ser nacional. Y así, de su propia situación de clase, deriva una visión del país que no existe fuera de esa psicología de clase estéril, adinerada y ociosa.

La oligarquía, en esa espesa red de intereses burocráticos, financieros, internacionales, no aparece en primer plano. El secreto de su poder reside en que es un poder secreto. No aparece como tal en la Universidad sino mediante profesores que dependen de ella por sus actividades profesionales –abogados de empresas extranjeras, médicos- o como colaboradores de sus salas de conferencias distribuidoras de una fama dirigida. O simplemente como burócratas. No le interesa, a la oligarquía, que tales profesores se califiquen a sí mismos de “izquierdistas” sino que esas ideas de izquierdas den la sensación de liberalidad política. A la oligarquía le convienen estos intelectuales ambiguos que hablan de todo menos de la cuestión nacional. Los lazos de la oligarquía con la intelectualidad que depende de su aparato cultural son muy estrechos aunque difusos. De ahí el carácter antinacional de esa “intelligentzia”.

OLIGARQUIA Y CONSERVATISMO

El centro de su filosofía política es el carácter inalienable de la propiedad de la tierra. Frente a un país en crecimiento que asiste al desarrollo y movilidad de las clases sociales, no se siente en paz sino cuando el poder político está asegurado. Convencida de que el progreso de la Nación se debe a la filosofía liberal de los antepasados que de país atrasado elevaron a la Argentina al primer rango de América Latina por sus ferrocarriles, servicios públicos, comunicaciones, etc, puede mostrar su obra. Pero detrás de la obra se oculta el fraude. Tales progresos, de un lado, tuvieron por finalidad no el desarrollo del país sino la valorización de las tierras. La oligarquía ha cumplido una función antinacional. El progreso que menta es el progreso al servicio del latifundio.

LA DEFORMACION DE LOS HEROES

El entreguismo de la oligarquía no fue un simple error. Fue el coronamiento político y cultural de sus intereses de clase asociados por encima del país a su subordinación al mercado internacional. Su obra maestra, a fin de justificar esta política, ha sido su historia oficial. Ha inventado figuras, las ha iluminado y oscurecido, las ha exaltado o deshonrado.

LA INMIGRACION: SU CARACTER COMPLEJO

Puede considerarse una nota saliente de la Constitución de 1853, el estímulo a la inmigración europea. Tal programa se cumplió. Vencidas las últimas resistencias, la oligarquía porteña, ganadera y comercial, triunfante con Mitre, se propuso la organización nacional de acuerdo con el interés de la clase terrateniente bonaerense ligada ya indisolublemente al imperio británico. Por la Constitución se concedieron mayores ventajas a los extranjeros que a los nativos, con la evidente finalidad de excluir a la población autóctona en la que palpitaba aún el espíritu nacional subyugado por los ejércitos regulares de Buenos Aires. La inmigración, vista en su perspectiva histórica real, no ideal, contribuyó a contrarrestar la fuerza viviente de la conciencia nacional durante un largo período.

EL SENTIDO REAL DE LA INMIGRACION

La inmigración debe valorarse en sus diversas etapas históricas. Durante el siglo XIX fue beneficiosa como hecho demográfico y económico, pero su asimilación al país y aporte cultural fueron negativos en tanto resistencia a la cultura nativa más antigua. Desde el punto de vista cultural, el aporte se redujo a la introducción restringida de algunas técnicas de cultivos y al tratamiento derivado de ciertos productos de la economía familiar. El aporte efectivo fue demográfico. Y no tan importante como se ha pretendido, pues la economía del monocultivo reguló desde el principio la prolijidad de la población en su conjunto dentro del marco impuesto por la condición colonial.

La Argentina poco poblada es la consecuencia del régimen de la tierra. Esa inmigración, sobre todo la que se afincó en la tierra, fue ideológicamente reaccionaria, no progresista. El bajo nivel técnico de una industria semiartesanal, antes de la guerra del 14, es la consecuencia de este ordenamiento colonial de la economía. El desarrollo industrial posterior coincide tanto con dos guerras mundiales como con la pérdida del poder político por la oligarquía ganadera. La inmigración en la chacra o tras el mostrador, desde el punto de vista de la cultura, no significó un adelanto, más allá de los intercambios relativos.

La influencia política de la inmigración que comienza a hacerse sentir a fines del siglo XIX se funda en razones económicas. A saber, antagonismos relativos con la oligarquía propietaria de la tierra. Pero el prestigio social de esta clase y su poderío material, del cual dependió siempre la economía de los inmigrantes, ha neutralizado toda oposición política seria. La población agraria de origen extranjero, más que enemiga, ha sido aliada de la clase terrateniente, en la medida en que la estructura agropecuaria del país, por encima de las contradicciones existentes, permitía diversas combinaciones y utilidades recíprocas. La unión de la clase terrateniente con los colonos y propietarios medios, por las relaciones jurídicas de la propiedad territorial, más que antagonismos ha creado situaciones solidarias de conjunto entre la oligarquía y la población inmigrante. El fraude político durante los gobiernos oligárquicos no produjo graves descontentos entre los grupos inmigrantes del campo. Y es que esa pequeña burguesía rural está ligamentada al sistema de la producción agropecuaria, de cuyos beneficios participa como clase subordinada, a costa de la deformación económica del país entero.

LA LENGUA: FACTOR CULTURAL

El idioma es un producto colectivo que el individuo encuentra hecho al nacer. Su presencia es coactiva y determina la personalidad del sujeto, lo adhiere espiritualmente a un entorno cultural que la lengua refleja en sus valores regionales o nacionales peculiares. En tanto hecho social, las representaciones colectivas tienen su propia coloración espiritual que le viene del tipo de vida comunitaria en que el lenguaje funciona como producto y como nexo de la interacción humana. Se piensa, siente, quiere, en términos de lenguaje, que es el instrumento expresivo del pensar, del sentimiento y la voluntad. Todo individuo es su propio idioma. Las características de una nación son recogidas y mentadas por la lengua que reproduce el tipo social y cultural de la colectividad. En tanto depósito del genio colectivo, en sus diversas manifestaciones prácticas y culturales, es quizá la lengua el más recalcitrante texto de la cohesión nacional.

EL SISTEMA EDUCATIVO DE LA OLIGARQUIA

En la Argentina se yuxtaponen dos estratos culturales bien delimitados. El más antiguo, centro-andino, hunde sus raíces en el pasado, se conserva enclavado en las estructuras geográficas y la cultura conservada por la población criolla arcaica de raíz hispánica. Tiene su centro de irradiación esta área cultural, en las provincias mediterráneas y del norte. El estrato cultural más reciente está en las grandes ciudades y en las provincias litorales ligadas a Buenos Aires por el tipo de producción común (agropecuaria). El centro de esta cultura posterior es Buenos Aires, sede de la oligarquía ganadera, cuyo poder económico y político ha marcado con su sistema de ideas, filiado por adopción a Europa, no sólo su propia mentalidad y conductas culturales sino las de las clases medias, en su casi totalidad derivadas de las diversas olas inmigratorias. La inmigración aparece directamente modelada por esta cultura, hecho en el cual han influido dos factores: el poder económico y político de la oligarquía y el origen europeo de las clases intermedias derivadas del proceso inmigratorio.

La educación impuesta a un país depende: 1) Del ideal de vida de la clase dominante. 2) De las generaciones intelectuales que educan al servicio de esa clase. La oligarquía liberal ha infundido a toda la cultura –en el aspecto pedagógico- sus propios valores, desde 1853 en adelante. La Universidad, en cuanto institución, es solidaria con las demás instituciones vigentes –económicas, jurídicas, culturales- de las cuales ella, colocada en el cruce de los círculos sociales y culturales dominantes, es mera expresión ideológica. Liberalismo y coloniaje representan en el país actual, y como derivado de la invasión imperialista durante el siglo XIX, la fórmula indivisible de lo antinacional. La historia de nuestra Universidad es, por ello, la historia de nuestra oligarquía. Con breves intervalos, esa oligarquía durante una centuria logró consolidar e imponer a la Nación su despotismo más o menos ilustrado. Esa Universidad, sin ritmo ni estilo peculiar, fue el medio más sutil del predominio espiritual del coloniaje.

La Universidad, asentada como institución modeladora y transmisora de la cultura oficial, sobre la dualidad del latifundio terrateniente y el imperialismo extranjero, ha limitado su misión, que debió ser nacional, a la tarea de formar conciencias adictas a los valores culturales derivados de la propiedad territorial. La Universidad liberal, por la contradicción misma que determina la existencia de los países coloniales, ha jugado un papel reaccionario. ¿Cómo se explica, empero, la función histórica reaccionaria de la Universidad y el ejercicio de la cátedra por profesores que ideológicamente no son reaccionarios? Los medios con que la clase dominante extiende y cohesiona su poder sobre el país son difusos e indirectos. Es una especie de poder tentacular que atraviesa transversalmente todas las instituciones sin mostrarse. La formación de la conciencia ideológica de las clases no aristocráticas comienza en la familia, educada a su vez en la chacra o en el hogar medio de la ciudad en el respeto hacia los valores de la clase dirigente, se continúa en la escuela, se troquela en la enseñanza media, se cristaliza definitivamente en la Universidad.

INDUCCION CULTURAL SOBRE LA CLASE MEDIA

Nada más difícil para el hombre promedio, sumido en preocupaciones prácticas, acostumbrado a ver las cosas pero no las relaciones entre ellas, que descubrir la presión configuradora del grupo dirigente, los fines sociales encubiertos de un sistema educativo, que además, se presenta a su sentimiento como la imagen verdadera del país, como el espíritu mismo de la Historia flotando con el peso impalpable y paralizante de las tradiciones. Millones de argentinos han aceptado y aceptan esta imagen colonizada del país clisada por los grandes diarios de la oligarquía ganadera y cuya representación psíquica –de ahí su fijeza espiritual inalterable- comenzó a esclerosarse en la escuela primaria. Entre la clase alta que educa y las clases inferiores educadas, hay capas intermedias que sirven a esa clase. Maestros, periodistas, profesores. Por eso, el sistema educativo de la oligarquía, junto con el desentendimiento de la ciencia, ha dirigido férreamente la enseñanza de la historia, del derecho, de la literatura, materias formativas por excelencia, a los fines de afirmar y justificar ante las demás clases su dominio político y petrificar culturalmente su prestigio.

Hacernos creer que el atraso científico era la resultante de ciertas fatalidades geográficas o mentales del país y la raza, ha sido la malversación espiritual de la oligarquía. Y darle vigencia a estas ideas desde la cátedra, la traición de la intelectualidad universitaria de la Nación.

LA TECNOLOGIA DEL MONOCULTIVO

El país ganadero no necesitaba de la ciencia, pues la filosofía del monocultivo rechaza por definición el despliegue del espíritu colectivo, asociado siempre, por la relación inescindible entre la realidad y los productos de la cultura, al desarrollo integral de la comunidad. La Argentina, fue un país de maestras normales educadas en la leyenda de la civilización sin máquinas y en la menorvalía de nuestra incompetencia industrial. La filosofía del liberalismo sirvió en la Universidad al tradicionalismo conservador.

La investigación científica sólo florece en países cuyo desarrollo industrial lo exige. Un país agropecuario no estimulará el progreso de la ciencia por la sencilla razón de que no la necesita. Y como la industrialización en gran escala moviliza las energías totales de la comunidad nacional, el progreso científico se identifica con el progreso cultural.

LA CLASE MEDIA DE ORIGEN INMIGRANTE

El instrumento de que se vale la oligarquía para conservar y difundir su pensamiento de clase es la pequeña burguesía, en su inmensa proporción de ascendencia inmigrante. La clase media no tiene una política propia. En los países coloniales, un estado psicológico común en vastas capas intelectuales de la clase media, es su deseo de no informarse de la cuestión nacional, que les inspira una repulsa instintiva y la sospecha de que todo libro nacional es “nacionalista”. De esta manera, por gradación lógica insensible, el análisis del imperialismo que parte de la cuestión nacional es fascismo, en tanto el antiimperialismo referido al mundo en general, que es forma vacía de contenido histórico concreto, pensamiento avanzado, revolucionario y progresista. Cuando los intelectuales de izquierda se refugian en la tribuna elevada de la cátedra, en la “investigación científica”, en el seminario, en verdad, reflejan la posición misma de la clase media que se aparta de la lucha cuando su ajuste transitorio a la sociedad hace innecesarias sus protestas larvadas de clase dependiente. Es lo que hay de irresoluto y falso en ellos mismos como asalariados intelectuales de la clase dominante, lo que los lleva, al servicio de esa clase, a falsificar la historia, la literatura, la visión del país. En todo pensamiento de clase hay una raíz económica. Por eso la ideología del intelectual de la clase media es solidaria con la clase que paga sus servicios y de la que, en el orden cultural, es un mero agregado económico.

Los miembros de la clase media, por su misma inestabilidad económica, son elementos pasivos e intermediarios de la clase gobernante. Es solamente en las épocas de rápidos cambios sociales, al subvertirse el antiguo orden jerárquico de la sociedad, cuando la pequeña burguesía amenazada en su relativa seguridad material y en su opaca vida espiritual, abraza posiciones revolucionarias. Al peligrar su status económico, su conciencia fluctuante se fragmenta ideológicamente según sus diversas capas componentes. En tales momentos de agitación, su pensamiento muestra las contradicciones reales de su ideología, la base social de su pensamiento y experimenta el sentimiento temeroso de su aislamiento entre la clase alta a cuyo ideal de vida aspira y la clase baja a la que teme descender. Al alterarse las condiciones materiales de su existencia, entra en un período de confusión ideológica. Duda, entonces, de las tradiciones culturales de la clase dirigente en las que ha sido educada, percibe que las instituciones sociales que le parecían, a través de la educación recibida, lo más sólido de la vida colectiva no responden a sus representaciones mentales ni a sus intereses específicos de clase intermedia. Incapaz de definirse, de conducir a término y con decisión un movimiento revolucionario, es el colchón amortiguador entre las dos clases verdaderamente revolucionarias, burguesía y proletariado, y marcha políticamente a la deriva de ellas. En el orden intelectual administra la cultura de la clase gobernante. Su dependencia material le quita toda libertad y un sordo descontento la obliga a refugiarse en un idealismo ético –el socialismo burgués por ejemplo- que en el fondo oculta su impotencia revolucionaria. Lo mismo pasa con la masa estudiantil que proviene de la pequeña burguesía. Amenazada como clase, sin clara conciencia, por razones generacionales, de sus objetivos políticos propios, agita ideas abstractas –democracia, libertad, cultura- y las erige en mitos éticos que encubren confusamente, a través de aproximaciones ideológicas no racionalizadas, sus aspiraciones de clase reales, materiales.

Los valores éticos que la Universidad difunde y los estudiantes de la clase media asimilan son los siguientes: 1) La creencia de que el título universitario es un talismán del éxito personal y una diferenciación social, una aristocracia modesta y diplomada. 2) El sentimiento de que sólo la capacidad personal explica el éxito o el fracaso en la vida, con lo cual adopta la teoría de las clases altas sobre las diferencias naturales y jerarquizadas de la sociedad.

Su visión del mundo es enteramente individualista. No le han enseñado: 1) Que el título universitario, sobre todo en un país dependiente donde las oportunidades son escasas, debe plegarse al poder institucionalizado de la clase dominante, y por esta vía, a sus intereses materiales. 2) Que esta formación mental recibida tiende a apartarla de la lucha por la liberación nacional. 3) Que únicamente la identificación con la clase productora puede hacer efectiva su aspiración personal, que depende de la industrialización del país con su resultante, el mercado profesional diversificado. 4) Qu su emancipación como clase está sujeta a la del país en su conjunto. 5) Que el enemigo de la clase media no es el movimiento obrero organizado, sino ella misma, por su falsa idea de la jerarquía social, por la incomprensión de su real ubicación en los cuadros de la sociedad dividida en clases y por su función conservadora del antiguo orden, del cual es víctima asalariada y, por ende, sin libertad ética y cultural.

El estudiante de clase media, por su posición de clase y la educación recibida, no ve con buenos ojos –hecho que interesa a la clase dominante- el ingreso del obrero a la Universidad. El estudiantado argentino, en todos los movimientos nacionales que ha conocido el país, se ha divorciado de la clase trabajadora. La clase obrera, por razones económicas, enajenado su espíritu por el trabajo, no tiene acceso a ella.

La educación en la Argentina, bajo el control directo o indirecto de la oligarquía, es un vasto sistema comunicante que penetra en la sociedad y tiende a la preservación de esa cultura de clase. A esta presión elástica y aisladora, ha sido sometida la clase media de origen inmigrante. Es necesario retener este hecho para comprender muchos aspectos de la vida política argentina y la mentalidad de los partidos de izquierda.

martes, 23 de noviembre de 2010

Rechazo a la minería a cielo abierto

Página/12 (23/11/2010)
Por Darío Aranda

Siete de cada diez personas rechazan la actividad minera a cielo abierto en las provincias con esa actividad. Es la cifra que se desprende del primer relevamiento sobre la actividad extractiva y que confirma la negativa que genera la minería a gran escala en el país. Realizado por la consultora Aresco, el estudio abarca seis provincias cordilleranas y señala que sólo el 17 por ciento se mostró a favor de la actividad. Con el marco de la aprobación de la ley de protección de glaciares y la movilización sostenida de la Unión de Asambleas Ciudadanas (UAC) –un centenar de organizaciones en todo el país–, la investigación afirma que existe un convencimiento alto sobre la contaminación que produce la actividad, revela que los encuestados priorizan mayoritariamente el cuidado del ambiente por sobre la posibilidad de empleo y se explicita un amplio rechazo a los beneficios impositivos que tiene la actividad. Argentina planifica la instalación de quince proyectos en el corto plazo y publicita la existencia de 400 proyectos en exploración.

El 23 de marzo de 2003 se produjo un quiebre en el avance de las empresas mineras y también en el accionar de las comunidades para decidir su forma de desarrollo. En la ciudad chubutense de Esquel se realizó un plebiscito donde el 81 por ciento votó por el “no a la mina”, que frenó la instalación de un emprendimiento de oro y plata. Ningún otro gobierno provincial permitió votaciones sobre la actividad minera. Y ninguna empresa aceptó someter su posible instalación a la opinión de la población. Nunca se conocieron datos estadísticos sobre el rechazo, o aceptación, de la actividad minera a gran escala.

“Estudio sobre minería a cielo abierto en provincias mineras”, es el nombre del relevamiento realizado en septiembre último por la consultora Aresco, bajo la dirección del sociólogo Julio Aurelio. Con una muestra de 802 casos abarcó las provincias de Catamarca, La Rioja, San Juan, Neuquén, Chubut y Santa Cruz. El trabajo de Aresco destaca que se cubrió todo el territorio de las provincias y no sólo las áreas directamente vinculadas con la explotación minera.

Consultados sobre el posible “acuerdo con la producción minera a cielo abierto a nivel nacional”, el 76,6 por ciento afirmó estar “poco/nada de acuerdo” y sólo el 17,4 por ciento se mostró a favor. Cuando la consulta se realiza sobre la actividad a nivel provincial, el 31,3 por ciento optó por el “nada de acuerdo” y el 30,1 por ciento “poco de acuerdo”. El rechazo provincial llega así al 61,5 por ciento. El 12,9 por ciento se mostró “muy de acuerdo” y el 14,8 “bastante de acuerdo”.

“Gran parte de la población de las seis provincias, dado el impacto sobre el ambiente, no muestra acuerdo con el desarrollo de la minería a cielo abierto y con los beneficios impositivos que se otorguen a las empresas”, es una de las conclusiones del trabajo. El 33,2 por ciento afirmó estar “nada de acuerdo” con las ventajas impositivas de la minería, y el 33,8 por ciento optó por el “poco de acuerdo”. De esta forma, siete de cada diez personas cuestionaron la actual legislación que impulsa la actividad.

Desde la década del ’90 en el país rige un paquete de leyes sobre la minería a gran escala, entre ellas las leyes 24.196 (de Inversiones Mineras) y 24.228 (Acuerdo Federal Minero). La legislación nacional prohíbe al propio Estado (nacional, provincial y municipal) explotar por sí solo cualquier yacimiento. En contraposición, las grandes empresas internacionales gozan de estabilidad fiscal y cambiaria por treinta años, tiene un tope de sólo tres por ciento a las regalías en las provincias (se calcula en base al valor de boca de mina, bajo una simple declaración jurada de la propia empresa y sin control estatal), cuentan con exención del arancel de importación para equipos y maquinarias, devolución de IVA a la exploración y exención de impuestos a las ganancias.

Desde 2007 la actividad minera tiene retenciones a las exportaciones. Cinco por ciento para minerales procesados y diez por ciento para los concentrados. “Las compañías mineras suelen publicitar las enormes cifras sobre exportaciones, pero en verdad esas cifras significan poco para la macroeconomía de Argentina porque las empresas no tienen obligación de liquidar divisas en el país”, resumió Horacio Machado Aráoz, investigador del Grupo de Ecología Política de Clacso (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales).

La encuesta de Aresco plantea un apartado sobre minería y ambiente: el 52,7 por ciento afirmó que la actividad de las empresas “provoca un impacto importante en el medio ambiente”, mientras que el 13,3 sostiene que “no provoca ningún impacto”. La consultora introdujo una disyuntiva entre puestos de trabajo y ambiente y pregunta qué debe tener prevalencia. El 72,5 por ciento afirmó que debe tener prioridad el cuidado del ambiente.

Datos oficiales de la Secretaría de Minería de Nación señalan que el número de proyectos mineros creció un 900 por ciento entre 2003 y 2010. En ese período se pusieron en marcha ocho grandes proyectos y comenzó la instalación del megaemprendimiento Pascua Lama, operada por la empresa Barrick Gold. La Secretaría afirma que en los próximos años se construirán otros quince “proyectos mineros de envergadura internacional”.

En la última Feria de la Asociación de Prospectores y Desarrolladores de Canadá (PDAC), el mayor encuentro de negocios de la minería mundial, el secretario de Minería, Jorge Mayoral, anunció que Argentina “será uno de los principales productores mineros del mundo” y precisó que el país pasó de tener doce proyectos mineros “a más de 400” en exploración.

“Venimos por noveno año consecutivo a comentarle a la comunidad inversora del mundo que Argentina es la nueva frontera minera que tiene el mundo para poder expandirse y para poder desarrollarse. Estamos felices de poder llevarlo adelante”, afirmó Mayoral ante un auditorio de empresarios extranjeros y auguró que, para el 2020, el país pretende ser “el gran jugador minero del mundo” en materia de cobre, oro, plata y litio entre otros minerales.

Consultado por la ausencia de encuestas sobre aceptación o rechazo respecto de la minería, Federico Aurelio, director de consultora Aresco, aportó hipótesis: “Es muy extraño que, dada la polémica que genera la minería y la importancia económica del sector, no se realicen estudios periódicos sobre la opinión de la población, incluso debieran ser obligatorios. Estimo que también es posible que existan esos estudios, pero contengan información que no convenga ser divulgada”.

Aurelio explicó que su consultora realizó el estudio por una solicitud del programa televisivo Bajada de línea (de Víctor Hugo Morales), destacó que un relevamiento posterior debiera ampliar la muestra en cada provincia para poder hacer lecturas detalladas de cada ciudad y afirmó que el estudio “es indicativo de un piso en cuanto al rechazo que genera la minería”.

Las compañías mineras usan, a nivel internacional y local, dos palabras como sinónimos de buenas prácticas empresarias: “licencia social”. Así llaman las mineras al apoyo que las comunidades otorgan a las compañías en su etapa de exploración de minerales. En ese período es cuando comunican sus promesas hacia la comunidad y practican estrategias de seducción hacia las poblaciones aledañas, muchas veces mediante donaciones a escuelas y hospitales.

Es regla del sector minero internacional y local prometer que avanzarán en construcción y extracción si obtienen la licencia social de la comunidad. El presidente de la Cámara Argentina de Empresarios Mineros (CAEM), Manuel Benítez, participó en abril último de Expomin 2010, la feria del sector que se realiza en Chile y a la que concurren todas las grandes compañías. En su discurso celebró el impulso de la minería en Argentina, el avance de empresas en busca de litio y uranio y recordó que la licencia social es “imprescindible para el desarrollo minero”.

Las Asambleas Ciudadanas (UAC) rechazan la megaminería por las consecuencias sociales, económicas y ambientales. Entre las mayores críticas sobresale el enorme consumo de agua, siempre en zonas semidesérticas, que se contamina y se vuelve irrecuperable. Las UAC coinciden, en forma unánime, en no otorgar la licencia social a las empresas mineras. El relevamiento de la consultora Aresco cuestiona también la supuesta licencia social de las compañías mineras y, por primera vez, aporta elementos cuantitativos a una de las consignas históricas de las Asambleas: “El agua vale más que el oro. No a la mina”.

- Batalla de Obligado -

Página/12 (23 de noviembre de 2010)
Por Horacio González *

En 1846, la prensa rosista, sobre todo el Archivo americano, dirigido por el sagaz polígrafo napolitano Pedro De Angelis, no dejaría pasar las importantes apreciaciones que el general San Martín enviaba precisamente desde Nápoles, donde se hallaba por razones de salud. Lo que había despertado el fervor de San Martín era la noticia de la batalla de Obligado, ocurrida unos meses antes, por lo que se ponía a disposición de Rosas. A pesar de sus dolencias, escribe varias cartas en donde incluso considera la eventualidad de la toma de Buenos Aires por parte de Francia e Inglaterra. En esa hipótesis, razonaría consejos militares de gran sutileza para poder recuperar la ciudad aun con milicias de menos calidad y cantidad que las europeas. Su escrito cumplía un papel de disuasión ante los poderes imperiales europeos.

Al final de sus días, el general dona su sable a Rosas a través de la cláusula tercera de su testamento. Rondaba su pensamiento un solo tema, la posibilidad de comparar la dimensión de la emancipación del dominio español con la lucha del gobierno de la Confederación Argentina contra las dos mayores potencias europeas, la Francia de Luis Felipe de Orléans y la Inglaterra que ya comenzaba su “era victoriana”, con sucesivos primeros ministros que el mundo recordaría, Melbourne, Peel, Palmerston, luego Gladstone y Disraeli.

Son los años de la revolución industrial madura, de la expansión del imperialismo mercantil, de la guerra del opio, de la hambruna irlandesa, de los cercos sobre el Río de la Plata en nombre de la “libre navegación de los ríos”. Rosas había estudiado bien la política inglesa y alguna vez se jactará de su amistad con Lord Palmerston, a quien al parecer pertenecía la propiedad que ocupará como exilado en las afueras de Southamptom. El Foreign Office es sutil y Rosas no lo es menos. Se conocen, se han combatido, secretamente se han admirado y comprendido.

En cuanto a Francia, gobierna Luis Felipe de Orléans, el régimen que Marx en Las luchas de clases en Francia había llamado la “monarquía financiera”. Su ministro Guizot era gran conocedor de la historia francesa e inglesa, rival de Palmerston pero no de Peel, admirador del gran historiador inglés Gibbon –del mismo modo que, muchos años después, también lo admiraría un ciudadano nacido en el país al que atacaría en dos oportunidades la marina de Francia: Jorge Luis Borges–. Rosas tampoco desconocía la política francesa y según una paradoja que Sarmiento considera en el Facundo, se valía de la propia prensa europea, que íntimamente despreciaba, para defender su gobierno. En efecto, el escritor francés Emile Girardin mantiene un diario, La Presse, que al parecer era financiado en cierto momento desde Buenos Aires para defender las posiciones del gobierno de la Confederación rosista en esos años de fuego, si es que algunos no lo son.

Rosas no carecía de pensamientos políticos elaborados, aunque no solía expresarlos en público. La liturgia barroca de su gobierno, tema de gran interés, hizo que se lo comparara con Felipe II. Había escrito un diccionario de lenguas pampas porque el mundo del orden, que era el suyo, implicaba saber el idioma en que se debía garantizar la sumisión de los vencidos. Fugazmente, despertaría el interés de Darwin, quien se cruza con él en medio de la pampa. Rosas era lector de viejos textos ultramontanos y de ciertos clásicos. Alguna vez ha citado a Burke y a De Maistre, se sabe que cuida una valiosa edición de la Etica a Nicómaco y se guía por pasmosas encíclicas papales.

Además, tiene Rosas una concepción del absolutismo político que no es de floración espontánea, sino que proviene de su familiaridad con textos sobre El Príncipe, escritos por consejeros finamente reaccionarios, entre otros –como lo prueba Arturo Sampay– un teórico de las monarquías del siglo XVIII, Gaspard Réal de Curban. Viviendo como exilado en el farm inglés, reprodujo las escenas de una granja pampeana, intentó escribir sus memorias, se carteó con sus fieles, recibió a Alberdi y a los Quesada, llegó a interesarle a Ernst Renan (que leyó manuscritos de Rosas que le fueron entregados por Adolfo Saldías) y condenó a la Comuna de París en 1871, empleando la expresión “comunistas” con el mismo valor que le adjudicaron los credos reaccionarios del todo el siglo XX.

He allí un tema. La batalla de Obligado hay que verla eminentemente “desde el sable de San Martín”, el mismo que en la década del ’60 del siglo XX fue motivo de disputas y capturas simbólicas por parte del peronismo. Pero no puede ser vista desde las propias opiniones de Rosas y su mundo cultural de terrateniente exuberante, con su gauchocracia aúlica y ritualista. Rosas fue más astuto que lo que Marx imaginaba cuando en sus escritos de 1850 sobre la India especulaba que la “astucia de la razón” debía hacerse responsable de la crisis de la dominación británica en países de ultramar, donde el imperialismo debía penetrar ampliamente para luego crear él mismo la contradicción que lo derrocaría.

Concreto, Rosas tiene la astucia del gran propietario de tierras, mimético con la lengua de sus subordinados, que arma milicias propias y que, sin dejar de ser un empresario ganadero moderno, lo es preservando más arcaísmos culturales que los que toleraban Marx y Sarmiento. Por eso libra batallas de autonomía territorial pero sin concepción antiimperialista o libertaria, sino más bien autocrática. En nada se desmerece con esto ninguna batalla, en la medida que no hay hecho que no sea paradójico.

El movedizo psicoanalista esloveno Slavoj Zizek se deslumbró con Rosas como lo había hecho antes Pedro De Angelis, aunque un siglo y medio después. Dice precisamente que Rosas es el ser paradójico que impulsó la unidad nacional sin ser demócrata, que era un republicano jacobino que sin embargo hablaba como un conservador y que, en suma, fue una persona de derecha que cumplió objetivos de izquierda. No son interesantes hoy estos pensamientos. Las paradojas existen, liberan las existencias aherrojadas, componen lo político en su realidad última, pero si son mal planteadas, pueden dar una explicación “rosista”, por lo tanto antediluviana, a hechos interesantes ocurridos durante el período de Rosas. Marx, como se sabe, juzgó a Bolívar como un anacronismo político que impedía el reinado universal de las precondiciones revolucionarias en el mundo. Las raíces de este error “europeísta” fueron muy bien explicadas por el pensamiento de la “izquierda nacional” y del socialismo latinoamericanista de José Aricó, hace ya muchas décadas. Pero la razón absolutista de Rosas no significa lo mismo que la imaginación libre del vasto Bolívar.

La tesis de un tiempo latinoamericano específico, capaz de darles singularidad a los procesos emancipadores de estas tierras –tema de absoluta vigencia–, precisa de todas maneras una noción amplia y sensible del tiempo universal y de los problemas complejos de la modernidad. ¿Hasta qué punto es posible omitir, de la sensibilidad emancipatoria anticolonial, los elementos de una comprensión lúcida del conflicto social moderno? San Martín ve en la Europa de 1848 síntomas de disgregación social, juzga la convulsión de las barricadas revolucionarias como un hombre de orden, que lo es, pero a diferencia de Rosas, no lanza rayos y centellas ni pide auxilio al Vaticano. En un libro que pensaba titular “La religión del Hombre”, Rosas iba a proponer una Liga de Naciones de la Cristiandad regida por el Papa, a la manera de la Santa Alianza. Victor Hugo y Mazzini le parecían solo contenibles por la mano fuerte de Napoleón III. La Primera Internacional le preocupaba, y se mantiene informado puntillosamente sobre los movimientos de los adeptos de Marx.

El revisionismo histórico rosista, en sus variantes republicana conservadora, ultramontana apostólica, nacionalista católica, nacionalista popular y nacionalista de izquierda, y en sus estilos más o menos documentalistas o legendarios, plebeyos o aristocráticos, es un movimiento publicístico ampliamente vigente en la conciencia pública y en los medios de comunicación. De ser la segunda voz, nunca endeble, de las interpretaciones historiográficas, ha pasado a ser ya la primera. Propone amplios modelos del pasado para un juicio inmediatista sobre el presente. Admitamos que las extrapolaciones del pasado muchas veces son hilos internos vibrantes de los grandes trabajos de investigación histórica. Pero en especial si se procede con delicadeza en la traslación, tratando los textos sin reduccionismos ni forzamientos.

Son tiempos éstos en que son necesarios nuevos aglutinamientos sociales de emancipación, que conjuguen temas nacionales, sociales, de sensibilidad cultural y con nuevos lenguajes públicos que no se cierren en forma unidimensional sobre liturgias venerables. Estas gestas son hechos que pueden transferirse al presente en la medida en que los grandes arquetipos se nutran también de la noción de que en la historia nada es traducible de inmediato. Esta traducción será obra de un cuidado analítico, del respeto documental, de la imaginación pública para que las leyendas nacionales sean relatos democráticos y que las sagas del pasado no aprisionen litúrgicamente la rica heterogeneidad del presente.

La Vuelta de Obligado fue una epopeya nacional notable, que significa también una nueva obligación a la vuelta de una larga discusión argentina. Demostró y demuestra que hubo y hay una “cuestión nacional”. Demostró y demuestra que los proyectos de modernización cultural no deben estar hipotecados a los poderes mundiales que se arrogan mensajes civilizatorios aunque se presentan con incontables coacciones. Demostró y demuestra que es posible conmemorar una proeza nacional y popular sin aprobar el régimen político bajo el cual ocurriera. Demostró y demuestra que la rica variedad de la historia argentina no puede ser encapsulada en géneros fijos y simbologías señoriales. Demostró y demuestra que estamos obligados a hacer de la historia transcurrida el alma libertaria de los poderes populares instituyentes que están en curso.

* Sociólogo, director de la Biblioteca Nacional.